El ocaso político de Higinio

Cumple 50 años de haberse iniciado en tan noble, pero también desprestigiada, actividad
enero 16, 2025

Higinio Martínez celebra más nostálgico que feliz sus bodas de oro con la política. Cumple 50 años de haberse iniciado en tan noble, pero también desprestigiada, actividad. En esas cinco décadas al senador, su familia y amigos les ha ido muy bien, no tendría más que agradecer. Quizá esté en la parte final de su carrera, en el declive natural, pero no le gusta y no la acepta. Las últimas grandes batallas las ha perdido, primero la candidatura al gobierno y, recientemente, el control de Morena en Edomex. Basta con echar un ojo a la cronología de su cuenta en X para saber de qué ánimo anda. Cinco décadas son muchas, pero quizá quiera siempre más.

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La otra senadora morenista, Mariela Gutiérrez, también anda amohinada. Desde que perdió el desafio a la gobernadora por la presidencia estatal de Morena refunfuña y es arisca. Se ha acercado más a su compañero de escaño, Higinio, al tiempo que ha tomado notoria distancia de Delfina. Ojalá se le pase, sería lo mejor para ella y su ambiciosa carrera política.

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El petista diputado Fernando Vilchis no se afloja ni se aflige frente a los intentos de “Mexiquenses de Corazón” para que sea desaforado y sujeto a proceso por los presuntos actos de corrupción que habría cometido durante su periodo como alcalde de Ecatepec, de lo cual lo acusa la actual presidenta y acérrima adversaria política, Azucena Cisneros. Las diferencias entre ambos han escalado a grado de conflicto. Fernando tampoco es suavecito y no se cansa de acusar a Azucena de estar metida con los delincuentes de “La Choquiza”. Eso va a acabar muy mal.

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Por cierto, otra persona de quien se ha distanciado la alcaldesa de Ecatepec, Azucena Cisneros, es de Nayeli Gómez Castillo, actual coordinadora de Comunicación Social del Gobierno. Azucena fue jefa de Nayeli en la campaña de 2017, la conoce perfectamente, por eso le extrañó que cambiara tanto al grado de que ahora ya no le toma ni la llamada. Así es la política… y peor cuando el poder llega.

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Ricardo Sodi fue, quizá, el presidente del Tribunal Superior de Justicia más antipático que se recuerde. Pero no fue eso ni su debilidad por los lujos y excesos con el dinero público los que más le magullaron la imagen, sino la mujer que sostenía como responsable de comunicación social, tan engreída o más que él. Bueno, pues ya no está. Su ciclo terminó. Lástima. Ojalá que le vaya muy bien. 

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