Hasta el pasado 18 de julio, el Estado de México acumuló 21 mil 924 casos de hipertensión, padecimiento que representa la comorbilidad más importante en las defunciones por covid-19 ocurridas en la entidad.
La hipertensión estuvo presente en 17.99% de los 8 mil 240 decesos acumulados hasta este domingo, lo que significa que mil 482 mexiquenses que murieron por consecuencia del virus padecían de presión alta.
De acuerdo con el Boletín Epidemiológico del Estado de México, número 29, correspondiente a la semana del 12 al 18 de julio, Toluca encabezaba la lista de cantidad de personas con hipertensión, al acumular 2 mil 962 hasta el 18 de julio, 79 más que Ecatepec, que contabilizó 2 mil 883, pero con aproximadamente un millón de habitantes más.
Con respecto a la covid, 17.14% de los 578 toluqueños que perdieron la vida hasta el 18 de julio por este virus, es decir 99, tenían hipertensión, enfermedad considerada por la Organización Mundial de la Salud como el «asesino silencioso», ya que la mayoría de las veces no presenta síntomas y puede ser mortal.
¿Qué es la hipertensión?
La OMS define esta enfermedad como «trastorno en el que los vasos sanguíneos tienen una tensión persistentemente alta, lo que puede dañarlos; cuanto más alto es la tensión, más esfuerzo tiene que realizar el corazón para bombear la sangre».
Y mientras más alta es la tensión, mayor es el riesgo de daño al corazón y de los vasos sanguíneos del cerebro y los riñones. Es por ello que es la causa más importante de enfermedades cardiovasculares, entre otras.
«La hipertensión puede provocar un infarto de miocardio, un ensanchamiento del corazón y, a la larga, insuficiencia cardíaca», destaca la Organización Mundial de la Salud.
Agrega que con la presión alta, los vasos sanguíneos pueden desarrollar aneurismas y zonas débiles que pueden obstruirse y romperse. «Puede ocurrir que la sangre se filtre en el cerebro y provocar un accidente cerebrovascular».
¿Cuáles son sus síntomas?
Generalmente la hipertensión no presenta síntomas, por eso se conoce como el «asesino silencioso», pero ocasionalmente las personas afectadas pueden presentar dolor de cabeza, dificultad respiratoria, vértigos y hemorragias nasales, entre otras afecciones.
¿Cómo se controla?
Las autoridades del sector salud recomiendan en primer lugar que las personas revisen continuamente su presión para detectar cualquier cambio en ella. Lo normal es que se ubique en parámetros 120/80. Cuando está en 140/90 ya se considera elevada.
En términos generales se recomienda cambiar a una rutina de vida más sana, que incluya una dieta equilibrada en la que se prescinda de la sal o que su consumo máximo sea de 5 gramos al día, y no consumir grasas.
También se sugiere hacer alguna actividad física al menos 30 minutos diarios y dejar de fumar, si es el caso, así como las bebidas alcohólicas.
Para algunas personas con esos cambios de hábitos es suficiente para mantener bajo control la presión arterial, pero en otros casos requieren además de medicamentos específicos.