Escucha el Se dice que aquí
Sumario:
- El crimen también elige domicilio;
- El poder municipal como mapa real;
- Morena y la pared del municipio;
- La derecha como vitrina;
- El sistema reciclado en siglas.
Otro narco en Interlomas
México es enorme y, aun así, El Panu eligió Interlomas para esconderse. No es azar. Un operador de Los Chapitos, buscado por la DEA y el FBI, no se muda solo ni a ciegas. Algo lo hacía sentirse seguro allí. Huixquilucan, gobernado por el PAN y sostenido por el aplauso de los ricos, ofrece blindaje social, anonimato caro y vecinos que no preguntan. No es la primera vez: por esos rumbos han vivido otros criminales de alto perfil. El patrón inquieta. Cuando un delincuente de ese calado se instala en la vitrina del “buen gobierno”, la intriga no es su muerte en la Zona Rosa, sino la normalidad que lo cobijó antes.
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La pared de la realidad
Morena gobierna 60 de 125 municipios, pero no cualquier 60. Administra los más grandes y poblados: Ecatepec, Nezahualcóyotl, Naucalpan, Toluca, Tlalnepantla, Chimalhuacán, Chalco, Cuautitlán Izcalli, Tecámac, Valle de Chalco. En conjunto, alrededor del 65–70 % de la población mexiquense vive bajo ayuntamientos morenistas. El dato es contundente. Lo incómodo viene después: la vida cotidiana no cambió en la misma proporción. Servicios deficientes, inseguridad persistente y gobiernos locales que se parecen demasiado a los que prometieron superar. Ahí la transformación chocó con pared: el municipio, el nivel más cercano a la gente y el menos tolerante a la retórica.
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La derecha en vitrina
El PAN gobierna tres municipios, los tres reelectos. Huixquilucan, Metepec y Atizapán de Zaragoza presumen orden, pero entregan gobiernos mediocres, más preocupados por la imagen que por los resultados. Mucha propaganda, poca política pública. La vitrina luce; el barrio no tanto. Las clases populares siguen con los problemas de siempre, mientras el discurso del “buen gobierno” se repite como marca registrada. La derecha se reeligió por inercia y miedo al cambio, no por desempeño. El balance es claro: más saliva que soluciones. Y así, incluso en sus bastiones, la derecha ha fracasado como gobierno.
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El partido que se imagina
Movimiento Ciudadano gobierna ocho municipios y sueña con ser alternativa nacional. El problema es que sus gobiernos locales no respaldan el sueño. Administraciones residuales, sin sello propio ni resultados que las distingan. Mucho relato aspiracional, poca gestión eficaz. No hay innovación visible ni mejora sensible en seguridad o servicios. MC dice ser lo nuevo, pero gobierna como lo viejo que critica. Si esta es su carta de presentación territorial, al elector informado le cuesta encontrar razones para pensar que con ellos estaría mejor.
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El déjà vu reciclado
Las cifras confirman la sospecha. El PVEM gobierna 19 municipios, el PT 10, el PRD 3 y Nueva Alianza 2. El Verde es el PRI reciclado, clientelar y oportunista, con otro color. El PT no es izquierda: es un club de lealtades, más fiel a sus liderazgos que a cualquier proyecto transformador. PRD y Panal sobreviven como rémoras, verrugas del sistema que se adhieren al poder en turno. Sumados, no representan ruptura ni novedad. El viejo régimen no murió: aprendió a repartirse en siglas.
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