La fiebre por el campeón no es moda, es justicia deportiva. Los abonos para ver al Deportivo Toluca volaron, y ya hay lista de espera para quienes sueñan con ver a su equipo desde el Nemesio Diez.
Quince años de sequía se rompieron en mayo, y la afición respondió como lo hace un pueblo con sed de gloria: con pasión desbordada. Pero esto no se trata sólo de haber ganado una estrella más. En la época de Cardozo o Fabián Estay, el estadio sólo se llenaba en los partidos importantes. Hoy, hasta los partidos contra Querétaro, se viven con un ambiente espectacular.
La competencia interna también se enciende
Jesús Angulo fue pieza del título, pero no puede confiarse. Toluca ha sumado a Nicolás Castro, un argentino que llega del Elche con el cartel de creativo, y que apunta directo al lugar de Canelo si no da el salto cualitativo. Ya no bastará con lucirse ante rivales menores como Gallos o Juárez.
El mercado está abierto y no hay prisa. Cierra hasta septiembre. El campeón se mueve en silencio, pero con precisión quirúrgica. Una plantilla sólida, sin sobresaltos ni nombres rimbombantes, sigue siendo una de las claves de la estabilidad del proyecto.
La otra cara del fútbol mexicano
Mientras Toluca y otros clubes de la parte alta se refuerzan, otro tema se asoma como una herida sin sutura: el ascenso y descenso. Una discusión que sigue postergándose por intereses más financieros que deportivos.
Equipos como Atlas, Querétaro, San Luis, Tijuana, Juárez y Mazatlán fueron algunos de los que empujaron la eliminación del descenso. Argumentaron que los nuevos dueños debían contar con un entorno financiero sano. Hoy, muchos de esos clubes arrastran problemas fiscales, legales y estructurales. Varios no cumplen ni siquiera con los criterios de certificación.
Querétaro y Xolos tienen cuentas pendientes con el SAT, que en palabras de Hank ya se solucionaron pero existieron. Atlas y Santos han sido señalados por inconsistencias administrativas. El mismo Ricardo Salinas Pliego, propietario de Mazatlán y Puebla, tiene líos. ¿Y el argumento de sanear la liga? Brilla por su ausencia.
¿Dónde quedó la esencia?
Toluca, Pumas, Cruz Azul… clubes que nacieron del ascenso, hoy le dan la espalda a sus propias raíces. Con su negativa frenan a equipos de expansión que, con base en resultados, podrían soñar con un lugar en Primera.
La fiebre por el Diablo es legítima, pero no puede tapar la otra realidad: la del futbol mexicano que sigue tropezando con sus propios fantasmas. Y no hablo solo de este.

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