En España, durante los últimos meses, se ha ventilado un escándalo que involucra a grandes medios de comunicación, recurriendo frecuentemente al término de «las cloacas».
De manera resumida, implicó que un medio de comunicación público, a sabiendas de que era mentira, publicara una «fake news» que involucraba la supuesta transferencia de recursos de parte del gobierno de Venezuela a un reconocido político y su partido, que es de izquierda.
El amañamiento de autoridades del gobierno con el medio de comunicación quedó evidenciado y se hizo público a través de un audio.
Las consecuencias en el ámbito electoral y en el prestigio surtieron su efecto en un marco de impunidad.
Pero «en todas partes se cuecen habas» y a nivel nacional –especialmente en épocas electorales, en entidades como el Estado de México– pasa lo mismo, ya que se pretende influir en el ánimo de los votantes; si son adversarios desmotivándolos y si son indecisos manipulándolos.
Diversos medios de comunicación identificados como «grandes» se prestan a ser eco de declaraciones de actores políticos, a pesar de ser notoriamente apreciaciones, que son más propaganda que información.
Golpeteo y escándalos fabricados –disfrazados de investigaciones periodísticas que involucran propiedades–, hechos pasados que se descontextualizan y publicaciones propagandísticas disfrazadas de coberturas. Además del uso de encuestas y sondeos, sin cuidar el más mínimo rigor metodológico, tratando de manipular la realidad.
Columnas de opinión por consigna en contra de adversarios o para salvaguardar intereses, generalmente económicos.
Resulta frecuente la coincidencia en el sentido de varios artículos, dando la impresión de ser un ejercicio de «nado sincronizado», en fondo y forma, que actúa amenazante cual cártel de la pluma y el papel.
Quizá lo único importante sea tener conciencia de ello; evitar ser avasallados por la propaganda y las noticias falsas. Votar libres es lo que nos hará soberanos de nuestro propio destino.

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