La Quinta Columna

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En el Estado de México, la clase gobernante de siempre ha sido cómplice y condenada al escarnio público por su doble moral

Matrimonio igualitario, «el lado equivocado de la historia»

Recientemente, se aprobó en el Poder Legislativo, por mayoría, el matrimonio igualitario en el Estado de México; el cual, gracias al mochismo político, llega a destiempo. Primer error: ser la entidad 29 de 32 es vergonzante.

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Segundo error: el anacronismo político que no sale del estilo ley de Herodes dio muestra de su existencia, cosa que las nuevas generaciones no están dispuestas a tolerar. No entienden que no entienden.

No muestran el mismo miedo a la condenación eterna cuando mienten, roban, discriminan y se aferran al poder.

Matrimonio igualitario y políticos del Edomex

Tercer error: la desmemoria. En el Estado de México, la clase gobernante de siempre ha sido cómplice y condenada al escarnio público por su doble moral. Oportuno es recordar que la catedral de su capital se edificó en el fraude y la estafa: distinguidos integrantes del grupo Atlacomulco, parientes de los actuales, organizaban rifas con premios inexistentes.

La compra-venta de indulgencias y hasta anulaciones matrimoniales en la tierra –a través de favores traducidos en comidas, materiales industrializados y apoyos directos– es práctica común de los priistas y de los aliancistas; desde las presidencias municipales modestas hasta los más altos niveles. (¿Y el Estado Laico, Apá?).

Cuarto error: el voto en contra. Los diputados locales expresaron su disposición a pasar por encima de los derechos humanos reconocidos internacionalmente. Simple y llanamente no hay argumento ni razonamiento válido para votar en contra de los derechos humanos. Ser serviles del fanatismo o borreguismo da lo mismo, lo que explica la aparición del hashtag #no me representa.

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Quinto error: hacer coincidir la visita al papa con la votación, para dejar en claro una «impostura». Conviene analizar el video difundido. Pareciera que no solo muestra sumisión, sino que el representante de dios en la tierra tuvo más dignidad y decoro al evitar que le besaran la mano que aquel que lo intentó.
El gesto no es menor, evidencia que no hay puntos de encuentro entre un jesuita y un político que representa a un sistema que agoniza soñando con renacer. Lo que lo coloca en el lado equivocado de la historia.