Los silencios que revelan todo

Nada revela tanto como una buena pregunta. Preguntar es desordenar lo que parecía resuelto, es quitarle la máscara al consenso.
julio 16, 2025

Nada revela tanto como una buena pregunta. Preguntar es desordenar lo que parecía resuelto, es quitarle la máscara al consenso. En esta entrega, cinco bloques, cinco zonas donde la opacidad manda: desde el gabinete universitario que está naciendo hasta los silencios que sepultan trayectorias públicas. Preguntar, aquí, no es un gesto ingenuo: es una forma de resistencia.

1. ¿Quién mandará detrás del escritorio?

Mientras los reflectores apuntan a la nueva rectora, las verdaderas jugadas se cocinan en la sombra. No importa tanto quién encabece la UAEMéx, sino quién controle las llaves maestras: el dinero, los documentos, los proyectos y el conocimiento. Y esas llaves no las entrega el Consejo Universitario… las negocia el sistema.

a) ¿Quién quedará al frente de la investigación: una mente libre o una figura cómoda que no pregunte demasiado?
b) ¿La Secretaría de Rectoría será para alguien con oficio institucional o para un cancerbero del poder interno?
c) ¿El área de Administración se asignará con criterios técnicos o con lógica de reparto entre grupos universitarios?
d) ¿Finanzas será controlada por alguien con rigor y autonomía o por quien asegure discreción y lealtad?
e) ¿No es hora de preguntarse si el gabinete rectoral se arma para transformar o para preservar una arquitectura de control que lleva décadas intacta?

Moraleja: las decisiones clave de la universidad no pasan por la toga, sino por el acceso al presupuesto, los sellos oficiales y las rutas del silencio.

2. ¿Quién ganó y quién perdió en la UAEMéx?

Detrás del protocolo académico, la sucesión universitaria reveló una batalla silenciosa entre sectores, visiones y lealtades. No fue una contienda de ideas, sino de fuerzas. Algunos conservaron parcelas, otros fueron marginados. Pero más allá de los cargos, lo que está en juego es el tipo de universidad que sobrevivirá: ¿una casa de pensamiento o una fortaleza de intereses?

a) ¿Venció el sector que defiende la autonomía crítica o el que prefiere la gobernabilidad pactada con el poder político?
b) ¿Perdieron los estudiantes organizados o simplemente se les concedió el privilegio de observar, sin decidir?
c) ¿Ganar una posición significa avanzar en un proyecto o sólo conservar una cuota dentro del mismo sistema?
d) ¿Qué papel tuvieron los sindicatos en este ajedrez? ¿Fueron pieza, jugador… o botín?
e) ¿No es esta sucesión la confirmación de que en la universidad el verdadero conflicto no es entre personas, sino entre lógicas de poder?

Moraleja: en la UAEMéx no hay victoria sin cesión, ni derrota sin reincorporación. Todo es negociación… salvo la transformación pendiente.

3. ¿Y ahora qué hará el enjambre?

El movimiento estudiantil sacudió a la UAEMéx como no ocurría en décadas. Incomodó, incomodó bien. Pero el sistema es astuto: sabe esperar. La pregunta no es si ganaron algo, sino qué quedará de esa energía una vez que los más combativos se titulen, migren o se cansen. ¿Se institucionalizará la protesta o nacerá una nueva generación más radical?

a) ¿Qué ocurre con una movilización cuando su liderazgo se gradúa y deja el campo de batalla?
b) ¿Podrá el enjambre sobrevivir a la tentación de ser cooptado o absorbido por la misma estructura que combatió?
c) ¿Un movimiento sin reforma visible, pero con alto impacto simbólico, es victoria o consuelo?
d) ¿El nuevo gobierno universitario buscará diálogo, castigo o indiferencia hacia los líderes estudiantiles?
e) ¿Es este el inicio de una conciencia universitaria más crítica, o sólo una llamarada que el sistema ya está sabiendo enfriar?

Moraleja: los sistemas no se derrumban por una sacudida; aprenden a resistir. El desafío del enjambre es mutar sin perder el aguijón.

4. ¿Con qué dinero vive Enrique Peña Nieto?

No tiene empresa, no declara ingresos, no da conferencias, no escribe libros, no asesora a nadie públicamente. Y, sin embargo, vive como noble en exilio dorado: residencias de lujo, trajes finos, restaurantes de élite, viajes constantes. ¿De dónde sale ese dinero? ¿Quién le financia el olvido? ¿Quién paga el silencio?

a) ¿Cuánto cuesta vivir en el barrio de lujo donde reside en España… y cómo se justifica si no reporta actividad económica desde 2018?
b) ¿Quién paga sus vuelos, sus escoltas, sus comidas en restaurantes con estrella Michelin? ¿Lo hace por gratitud un amigo… o por temor un cómplice?
c) ¿No es escandaloso que el expresidente viva mejor que cuando estaba en funciones… y nadie se atreva a investigarlo a fondo?
d) ¿Antero Rodríguez Rodarte administra sólo el efectivo o también la red de blindaje que evita filtraciones incómodas?
e) ¿Sigue Juan Armando Hinojosa, beneficiario estrella del sexenio, proveyendo recursos a su viejo aliado como parte del pacto de impunidad?

Moraleja: cuando un político deja el cargo pero no el lujo, lo que sigue pagando su vida no es un salario… es una deuda del pasado.

5. ¿Dónde están ahora los que se fueron sin decir adiós?

Dos salidas sigilosas, sin boletín ni escándalo, pero con ecos de fondo: Jovanal Vargas dejó la Dirección de Educación Superior del Edomex, y Victorino Barrios se retiró de la Contraloría del ISSEMyM. Ambos con pasado universitario, ambos sin explicación pública. ¿Se fueron… o los fueron? ¿Y qué hacen ahora, mientras nadie los menciona?

a) ¿Renunciaron por decisión propia o fueron retirados como parte de un reacomodo más profundo del poder educativo y administrativo?
b) ¿Qué razones reales los empujaron a salir sin aspavientos: diferencias internas, desgaste, desconfianza o algo que aún no se puede decir?
c) ¿Qué hacen hoy: descansan, conspiran, escriben, esperan? ¿En qué oficina, despacho o trinchera reaparecerán?
d) ¿Por qué nadie en la UAEMéx —donde ambos sembraron redes— ha hablado de su posible regreso? ¿Serán reciclados o descartados?
e) ¿No es sintomático que quienes antes se presentaban como servidores del cambio salgan por la puerta trasera sin rendir cuentas ni dejar legado claro?

Moraleja: en política, la desaparición discreta suele ser una estrategia. Lo que importa no es si salieron… sino si están esperando volver.

Epílogo
Las dudas no son esquirlas del desconcierto, sino la forma más sofisticada del pensamiento crítico. En un entorno donde todo se pretende justificar —por conveniencia, por rutina o por miedo—, dudar es una forma de memoria y también de combate. Que nadie nos convenza de que ya todo está dicho. Porque mientras haya preguntas, aún hay posibilidad de ruptura.

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