México sin corruptos

  ¿Quién puede hacer el milagro de acabar con los corruptos en el gobierno de México, de los gobiernos estatales y municipales? Sencillo, simplemente fácil, el voto de la gente, la legalmente acreditada en el padrón electoral, instrumento inicial para combatir también la impunidad. A manera de antecedente, el vienes 11 de noviembre, Peña Nieto […]

 

¿Quién puede hacer el milagro de acabar con los corruptos en el gobierno de México, de los gobiernos estatales y municipales? Sencillo, simplemente fácil, el voto de la gente, la legalmente acreditada en el padrón electoral, instrumento inicial para combatir también la impunidad.

A manera de antecedente, el vienes 11 de noviembre, Peña Nieto declaró en reunión con un sector de empresarios dueños del poder económico del país (Concanaco-Servytur) en su 99 aniversario de fundación: “dejemos de lado todo pesimismo y optemos por ser positivos, porque así, con este pensamiento, esta energía, podamos proyectar lo que queremos para nuestra nación”, mensaje para los adinerados que son los menos, infinitamente menos con relación a la gran mayoría, los primeros piensan en sus ganancias, la gente ─ los mexicanos conscientes y cansados de tantas injusticias que están en todos lados ─, empieza a pensar en la posibilidad de un México sin corruptos, gracias a la información que da a conocer a más personajes de gobierno en todos los niveles con sus riquezas y propiedades en dimensiones estratosféricas que insultan en un país cada vez más pobre.

Otro dato son las elecciones del país del norte que dejan entre una de tantas lecciones, el poder de la gente, el órgano electoral no aguantó los números de la votación y asignó la cantidad superior a 270 votos en el colegio electoral gringo, determinando el triunfo del candidato republicano; no sirvió el proselitismo del presidente Barack Obama, las encuestas que daban el triunfo a la demócrata se fueron a la basura, a pesar de su intensa difusión los votantes no se dejaron engañar, la televisión tampoco les funcionó, los medios escritos fueron inútiles, el aparato de estado a pesar de su intentona de extender su tiempo en el gobierno finalmente no lo logró; la ausencia de tarjetas sorianas, despensas, pantallas, playeras y pobres, muchos pobres que venden su voto fue la gran diferencia entre las elecciones de ese país y lo que es cada vez más practicada en las  jornadas electorales de este México nuestro.

En este orden de ideas, los ricos son pocos y no quieren ningún cambio para México, ellos pretenden mano de obra más barata, negocios desde gobierno pagados por todos los mexicanos, gobernantes impulsados por ellos mismos para manejarlos en el ejercicio gubernativo.

Concatenado a lo anterior, los únicos facultados para iniciar la construcción de un México sin corruptos son los mexicanos que cuentan con credencial de elector, desgraciadamente no todos, los ricos en el padrón no entran en esta probable aspiración estatal y nacional como se ha dicho, tampoco los electores más pobres, los de cinturones de pobreza extrema, de hecho, ellos se convierten en la mercancía electoral que se disputan los partidos que han aprendido a “comprar” las elecciones.

La primera condición para vencer al INEE y al IEEM con todo y su Lorenzo, así como las cabezas de los institutos electorales estatales, tan dados a beneficiar a quienes los nombraron, es indispensable que voten todos.

Queda claro que no todos en el 100% del padrón electoral desean un México sin corruptos, hay una estratificación natural en los electores existente en el país, es tarea de quienes están hartos de la impunidad impulsar el voto del ciudadano en la elecciones venideras, vinculado al cumplimiento de una obligación constitucional y un derecho para construir un país diferente, no votar es traicionar a los que murieron en la revolución, es condenar a la familia y ser aval de la existencia de un grupo rapaz integrado por personajes que han vivido del erario y del poder público, enquistados en los órganos directivos de las instancias gubernativas de los tres niveles de gobierno, desde donde lucran y abusan, con la corrupción e impunidad garantizada en las instituciones.

No todo “depende realmente de la buena vibra, de la energía que proyectemos y del México que concibamos en nuestra mentes” como lo aseguró Peña en la misma reunión con empresarios.

Para un México sin corruptos se debe eliminar del imaginario de la gente que “todo está arreglado”, “para qué votar si ponen a quien quieren”, “si colocan a una vaca como candidata, gana la vaca”, entre muchos mitos rurales y urbanos; como inicio se debe hacer a un lado lo que se está volviendo meta gubernativa, imponer en la creencia nacional, que todos los males de México presentes y por venir se deben a lo que ocurra en Estados Unidos, cuando lo real es que se debe a los corruptos y a los malos gobernantes que hemos tolerado los mexiquenses y los mexicanos, sin que cambiemos ante tanta injusticia y explotación existentes.