Una etapa de oro que la mirada tolucentrista no alcanza a procesar
El Estado de México transita por su mayor redefinición territorial en más de cincuenta años. Sin embargo, la narrativa persiste en el tolucentrismo: esa mirada municipal que solo ve lo inmediato, lo local. La gran transformación ocurre en el oriente, donde se sustenta el Plan Integral para la Zona Oriente del Edomex, presentado esta semana por la presidenta Claudia Sheinbaum, con una inversión total de 75,786 millones de pesos y 121 acciones para diez municipios. Es un rediseño completo del espacio social: salud, educación, movilidad, agua, vivienda y seguridad.
Mientras tanto, en el poniente avanza El Insurgente, se reactiva el tren México–Querétaro y florecen nodos logísticos privados en el norte. Estamos ante una etapa de oro… pero si no se construye relato, todo quedará reducido a inauguraciones y cifras sin conciencia.
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El sentido profundo del Plan Oriente
Durante décadas, la obra pública fue sinónimo de negocio privado. Se construía no para servir, sino para facturar. El Plan Integral para el Oriente representa otra cosa: una apuesta política de largo alcance, una corrección histórica. No es solo movilidad y servicios; es un acto de justicia estructural en los territorios más abandonados del Valle de México.
Regularizar vivienda, conectar zonas marginadas, devolver agua y luz a comunidades enteras… no es asistencialismo: es restitución. Aquí, por primera vez en mucho tiempo, la inversión pública no se dirige a donde más rentabilidad promete, sino a donde más desigualdad persiste.
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El Parque Ecológico Lago de Texcoco, ya en operación, es la ruptura más profunda con el viejo modelo de desarrollo: no se impone al entorno, lo repara. Donde el neoliberalismo soñaba con un aeropuerto megalómano, ahora hay más de 12 mil hectáreas recuperadas como espacio público, restauración ambiental y reencuentro con la memoria lacustre.
Es una obra sin locales comerciales, sin planchas de concreto, sin simulación. Un proyecto civilizatorio: desarrollo sin despojo, progreso sin destrucción. No es exagerado decir que ahí se juega la imagen de un país posible.
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Azucena ya juega en la cancha grande
Es, sin duda, la mujer más visible de la izquierda en el Estado de México, con discurso propio, base popular y ambición declarada. Su intervención reciente en Palacio Nacional ante la presidenta Claudia Sheinbaum, como vocera de los alcaldes del oriente, fue una señal precisa: Azucena Cisneros busca estar en la contienda del 2029.
Pero visibilidad no es estructura. Aún está lejos de la operación de Horacio Duarte o de la gobernabilidad institucional que representa Juan Carlos González Romero. Su cercanía con Mexiquenses de Corazón, el grupo fundado por Higinio Martínez —hoy más cerca de la oposición que del movimiento que ganó la gubernatura— podría convertirse en obstáculo si no marca distancia. En tiempos donde la lealtad se mide en hechos, cada alianza cuesta.
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Ariel Picker, de Edomex al escándalo en Guanajuato
Ariel Zeev Picker Schatz, dueño de Seguritech, está en el centro del escándalo nacional tras revelarse que su empresa entregó una casa en The Woodlands, Texas, al exgobernador panista Diego Sinhue. Pero lo ocurrido en Guanajuato es apenas una sombra si se compara con el Estado de México: aquí, bajo los gobiernos de Peña Nieto y Eruviel Ávila, Seguritech recibió más de 15 mil millones de pesos en contratos por adjudicación directa para sistemas de videovigilancia, C5 y cámaras municipales.
Si por 2 mil millones en Guanajuato hubo casa de cortesía, ¿qué se habrá entregado en Edomex, donde el negocio fue diez veces mayor? El silencio lo sabe. Picker no solo vendió tecnología: vendió acceso, lealtades, blindaje. Y mientras allá ya estallan las investigaciones, aquí apenas empieza a asomarse el polvo bajo la alfombra. Habrá que ver quién aparece con residencia en The Woodlands o Miami.

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