Constantemente escuchamos sobre las especies, animales y vegetales, en peligro de extinción. México es uno de los países que concentra el mayor número de lugares con un alto índice de especies en peligro de extinción. 2.35% de las especies descritas en México podrían desaparecer pronto. Entre los animales con mayor peligro se encuentra el jaguar, la tortuga caguama, el ajolote mexicano, la guacamaya roja, el oso negro, la vaquita marina, el manatí de las Antillas, el lobo mexicano, el conejo de los volcanes y el tapir.
Sin embargo, ¿cuántas veces nos hemos detenido a pensar cómo sería el mundo sin esos animales? Quizás no nos dice nada un mundo sin el tapir o sin el oso negro, no alcanzamos a imaginar lo que esto significa para el futuro, al fin y al cabo, son animales que están en el bosque o en la selva o incluso en el mar, que no son cotidianos y cuya ausencia muchos no notaríamos. Ahora bien, ¿qué tal un mundo sin abejas? ¿Qué tal un mundo donde esos laboriosos insectos no se volvieran a ver?
Hace escasas dos semanas encontré en el diario El País una nota que me dejó llena de estupor: desde hace 20 años un grupo de agricultores franceses comenzó a notar un fenómeno insólito, las colmenas se despoblaban. Lamentablemente, se ha comprobado que el fenómeno es global, las investigaciones han intentado aportar elementos para entender semejante situación, aunque han obtenido resultados dispares y contradictorios. Reflexionemos sobre esto: un mundo sin abejas, sería un mundo con mucho menos comida, simplemente porque las abejas son las principales polinizadoras de los campos de cultivo. Si bien hay otros polinizadores, todos los investigadores y los agricultores en activo coinciden en que la pérdida de diversidad y de calidad alimentaria sería tremenda. Sin considerar todos los productos que perderíamos que vienen directamente de las colmenas como centros de producción de miel, propoleo, jalea real, etc.
Las poblaciones de los insectos considerados polinizadores silvestres como el abejón, el abejorro y las avispas también están disminuyendo. Si consideramos que los insectos, las flores y los frutos evolucionaron juntos hace decenas de millones de años y que no se puede destruir uno de los eslabones de la cadena sin afectar la serie completa, ¿qué vamos a hacer en un mundo sin abejas y sin insectos polinizadores?
Decidí mencionar el caso de las abejas porque me pareció un ejemplo muy didáctico, muy cotidiano, que nos ayudaría a entender el daño que a nuestros ecosistemas ocasiona la pérdida de plantas y animales. ¿Polinizar a mano como ya lo están haciendo en Japón y en China? ¿A qué costo? ¿Cuántos cultivos desaparecerían? ¿Cuál es la riqueza que perderíamos con la extinción de cada planta, de cada animal? ¿A cuántos elementos de los ecosistemas donde se pierda alguna especie afectaría su desaparición? ¿Cómo afectaría a los seres humanos? No importa lo lejos que veamos las plantas y animales que se extinguen, debemos tener siempre presente que su desaparición, directa o indirectamente, afecta nuestra calidad de vida.
@10aRegiduriaTol
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