Julia Fierro, madre de una niña de nueve años, admitió que lo que come su hija en la escuela “no es del todo saludable”, ya que incluye comida “chatarra”; sin embargo, trata de que su lonche sea balanceado con alguna fruta o semillas como almendras.
“Cuando va a la escuela siempre procuro mandarle una fruta, unas semillas y pues lo demás, posiblemente sí creo que es chatarra. Le mando por ejemplo el sándwich que lleva mayonesa, jamón y como no le gustan las verduras y es muy ‘quisquillosa’ para eso, le pongo siempre manzana y almendras”, afirmó en entrevista con AD Noticias.
En el marco del Día del Niño, que se conmemora cada 30 de abril, México presenta un problema de obesidad infantil, así lo señalan distintas organizaciones civiles como El Poder del Consumidor y la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim).
Las diferentes organizaciones reportaron que 1 de cada 4 niñas, niños y adolescentes (NNA) viven con sobrepeso y obesidad. Se estima que 1 de cada 2 infantes vivirá con diabetes a lo largo de su vida.
La señora Julia también dijo que, pese a mandarle un desayuno balanceado a su pequeña, “no siempre se lo come”, porque entre los menores de edad suelen intercambiarse la comida que consideran más llamativa.
“Aunque yo me asegure de ponerle algo saludable, no siempre se lo comen, porque también en las juntas de padres de familia han llegado a comentar las mamás, que los niños intercambian el lonche, por algo que ellos consideren es más nutritivo”, explicó.
Aunado a la alimentación que mandan los padres, se suma que en las tienditas o cooperativas de las escuelas “les venden palomitas, papitas, dulces”, como lo mencionó Julia.
Por otro lado, María Gurría Varela, madre de un niño de 14 años y una niña de 8, considera que sus dos hijos comen saludable, ya que lo reflejan “físicamente en su cuerpo, porque es más fácil que estén más delgados, en su rendimiento del día a día, en la concentración y en que es más económico comer sano”.
Al ser cuestionada sobre si la Secretaría de Educación Pública (SEP) debe ser la responsable en vigilar la alimentación de los estudiantes, la señora María dijo que sí, porque “es la mayor parte del tiempo donde están, en la escuela”.
En ese sentido, datos del Poder del Consumidor y la Redim, a través de la plataforma Mi Escuela Saludable, reportó que en el ciclo escolar 2023-2024 recibió 13 mil 437 reportes de 9 mil 582 escuelas para denunciar la mala alimentación y falta de regulación obligatoria y sancionable.
Las cifras indican que en las instituciones públicas se vendieron 79% refrescos; 98% golosinas, dulces, frituras y/o helados. Solo el 19% tienen acceso a frutas, verduras y agua potable para consumo y apenas el 4% cuentan con un comité que vigila el cumplimiento de la ley.
En ese sentido, Verónica Macías, madre de una niña de siete años, afirmó a AD Noticias, “creo que tanto los padres como las autoridades debemos hacer nuestra parte para evitar la comida chatarra entre nuestros hijos”.
Para contrarrestar la mala alimentación que venden en las escuelas públicas, Verónica le manda a su hija “fruta, un sándwich, fruta seca y agua simple”, sin embargo, decidió cambiar el jamón por pechuga de pavo y mayonesa de aguacate “que no contiene sellos”.
“No le mando cosas procesadas, las evito en la medida de lo posible”, contestó al ser cuestionada sobre la posibilidad de que un menor de edad puede subir de peso por la comida que venden en la escuela.
De acuerdo con distintas organizaciones, México continúa arrastrando un grave problema de salud pública debido a las epidemias de diabetes, sobrepeso y obesidad. En este último punto se incluye la obesidad infantil, la cual presenta tasas aceleradas.
En ese sentido, El Poder del Consumidor y la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) expusieron que los niños y adolescentes pueden llegar a consumir hasta 550 calorías, al día, por comer comida chatarra y cada menor de edad podría subir 7 kilogramos de peso al año.
«De no actuar con rapidez y efectividad, se estima que vivirán cuatro años menos que sus padres y, además, lo harán enfermos la mayor parte de su vida», denunciaron en conferencia de prensa.
Las organizaciones en favor de la salud infantil reportaron que la atención médica a menores de edad con obesidad tiene un costo de hasta 650 mil millones de pesos anuales que debe pagar el Estado.