Toluca, México; 30 de julio de 2018. La capital del Estado de México no ha podido contener el nivel de incidencia en materia de homicidios y violencia desde que Eruviel Ávila Villegas abandonara la gubernatura para dirigirse a cubrir otras funciones, la última de ellas como actor en la campaña presidencial de José Antonio Meade y próximamente como senador plurinominal del PRI en San Lázaro junto con otros personajes del partido que también dejaron un vacío en materia de seguridad a nivel nacional, como Miguel Ángel Osorio Chong.
El actual gobernador mexiquense, Alfredo del Mazo Maza, aseguró durante su campaña electoral que llenaría ese hueco dejado por las administraciones anteriores, como la de su primo, Enrique Peña Nieto, y su compañero de partido Ávila Villegas; incluso, los spots publicitarios del atlacomulquense utilizaron el decidido argumento de que “lo que hay que cambiar, es la inseguridad”, haciendo alusión a la administración que terminaba mientras dejaba a su despedida uno de los estados más sangrientos del país junto a Guerrero y Michoacán.
Antes de abordar las cifras, basta con atestiguar el número de reportes a los que el ciudadano promedio tiene acceso a través de medios como éste y la frecuencia con la que se publican incidentes que terminan con la muerte de un ciudadano o el intento de acabar con una vida. Tan sólo en los últimos 14 días, Toluca fue testigo del hartazgo, la furia, la impotencia y la falta de justicia por parte de las autoridades cuando en las últimas semanas del mes de julio decenas y más de toluqueños tomaron la iniciativa de buscar equilibrio por su propia mano con base en la ley del Talión, que se tradujo en cuatro intentos de linchamiento en localidades como Calixtlahuaca, Tlacotepec y San Carlos Autopan, donde policías y agentes de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado de México (SSEM) se vieron en la necesidad de negociar con al menos cuatro turbas enardecidas.
Desde la toma de posesión de Del Mazo cabe reconocer que, según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNP), han descendido en el estado los índices en materia de robo a transeúnte en vía pública, que arroja un porcentaje de reducción al 32 por ciento en comparación con el año anterior. Y sucede lo mismo con el robo a transporte individual (35 por ciento), el robo a transporte público colectivo (4.6 por ciento), el robo a negocio (14 por ciento) y el secuestros (5 por ciento).
Foto: El Horizonte.
No obstante las cifras positivas con relación a la delincuencia, el rubro que por el contrario se mantiene a la alza es el del homicidio en toda sus formas, problema que, también es de notar, no es enteramente responsabilidad de Del Mazo, pues el escalafón gubernamental – y judicial – que vela por el bienestar de los mexiquenses obedece a una autoridad en la materia y que, en este caso, responde a la secretaria de Seguridad del Estado de México, la maestra en Administración Militar para la Seguridad y la Defensa Nacional Maribel Cervantes Guerrero.
Frente a Del Mazo y Cervantes yacen contundentes cifras como las que arroja el SESNP en referencia a homicidios en la entidad durante el primer semestre del 2018, donde se contabilizan mil 73 carpetas contra las mil 18 del 2017, lo que representa un aumento del 5.4 % desde entonces. De todos estos homicidios, 717 se cometieron con un disparo; es decir, el 67 por ciento de ellos.
Los primeros seis meses de este año bajo la administración delmacista, la que prometió combatir “fuerte y con todo” la inseguridad del mexiquense, fueron contabilizadas mil 217 víctimas de homicidio doloso, lo que revela un aumento de 45 casos versus los primeros seis meses del 2017 en todo el estado. Lo mismo sucede para el tipificado como feminicidio, con un aumento del 5 % desde el año pasado, y el abuso sexual que recopiló 891 carpetas de investigación contra las 798 de los primeros seis meses del 2017. Es así, entre otras razones de peso, que el voto de castigo dio una tunda al PRI en suelo mexiquense.
A Del Mazo y Cervantes se suma también el alcalde capitalino que se despide con resignación, Fernando Zamora Morales, quien vio cómo las carpetas de investigación por homicidio doloso aumentaron hasta un 175 por ciento de enero a julio de este año y en comparación con el anterior. Aunque gozó de un saldo más blanco entonces, con 12 asesinatos con violencia, este año la cifra negra registró 33.
A esto se suma que Morales no ha podido combatir la inseguridad con la misma eficiencia que su compañero de partido y gobernador del estado, pues delitos como el robo a transporte público colectivo también se incrementó en un 15 por ciento, circunstancia que reflejó el miedo de la población toluqueña en la Encuesta Nacional de Seguridad Pública y en la que más del 80 por ciento de habitantes se siente inseguro en Toluca, la capital de un estado aterrorizado.