Escucha el Se dice que aquí…
- El expresidente, sin agenda ni retorno;
- Negocios que sobreviven al cambio político;
- Consumo lleno, ciudad vacía.
El expresidente en modo retiro
Enrique Peña Nieto se instaló por unos días en su residencia de Gran Reserva, sin estridencias ni señales de regreso. Ha recibido a viejas amistades del círculo cerrado del peñismo: Juan Armando Hinojosa, Roberto y Ricardo San Román, Luis Miranda, Pepe Miguel, Antero Rodarte, Erwin Lino y Jorge Corona, entre otros nombres que dicen más por lo que fueron que por lo que hoy son. Ha salido a jugar golf, se mueve con una escolta discreta de seis elementos, pasa tiempo con sus hijos, sus hermanos y su madre. Tranquilo. En pausa. No hay operación política ni agenda visible. La visita es eso: visita. En breve, volverá a República Dominicana y a España. Peña no se queda en México porque ya no tiene a qué volver.
**
El empresario que nunca se fue

Por cierto, hablando de Hinojosa, el empresario que amasó su fortuna al calor del poder peñista hoy procura no ser visto en público, pero sigue operando. En el Estado de México, mantiene intactos sus negocios más importantes con el Gobierno Estatal, particularmente los PPS, ese invento financiero que convierte contratos públicos en rentas privadas de largo aliento. Ahí están los números: miles de millones ya cobrados y, si nada cambia, otros quince años por delante. Hinojosa es prueba viva de que el cambio de siglas no siempre implica cambio de beneficiarios. Perdió el PRI el poder local, llegó Morena y él no perdió absolutamente nada.
**
Consumo lleno, ciudad vacía
En Toluca, las filas de hasta hora y media en Costco contrastan con museos, bibliotecas y parques prácticamente vacíos, una postal nítida de las fiestas decembrinas. No es solo prisa navideña ni logística deficiente: es una elección colectiva. La sociedad toluqueña se congrega donde el consumo promete sentido inmediato y evita los espacios que exigen pausa, silencio o curiosidad. El tiempo se invierte donde hay ticket, no donde hay conversación; donde hay oferta, no donde hay memoria. La ciudad se llena de carritos y se vacía de ciudadanos. No es un juicio moral, es un síntoma cultural.
**
El poder que no hace ruido
Mientras la atención pública se dispersa entre compras, vacaciones y nostalgia, en el Edomex, el poder real sigue operando sin aspavientos. No hay crisis, pero tampoco prisa; no hay anuncios espectaculares, pero sí decisiones que pesan. La administración avanza con lógica técnica, cuidando equilibrios, midiendo costos y evitando errores que luego se pagan en la urna. El mensaje es claro, aunque no se anuncie: gobernar no siempre consiste en ocupar la agenda, a veces basta con no perder el control. En política local, el silencio no es vacío, es método.
**
El partido se firma, el poder se ejerce
En el PT mexiquense, la firma y las prerrogativas, así como el control de la estructura administrativa, estarán en manos de Reginaldo Sandoval y Fernando Vilchis, pero el liderazgo político real sigue teniendo nombre y apellido: Óscar González. Si había dudas, basta revisar las crónicas de la celebración de los 35 años del partido en el Club Toluca, donde los gestos, los saludos y las ausencias hablaron más que cualquier comunicado.

Óscar podrá tener muchos defectos, pero es un viejo lobo de mar, con colmillo largo, memoria política y un hermano poderoso que amplía su margen de maniobra.
Además, mantiene amarres sólidos con la clase política mexiquense, de esos que no se anuncian pero pesan. En el PT, unos administran y otros mandan. Y todo indica que, rumbo a 2027, González seguirá siendo factor decisivo del partido de los colores comunistas.

Síguenos