Peña y la Gaviota, el gusto nacional por el chisme

Mucho se ha hablado de la historia entre Enrique Peña Nieto y Angélica Rivera; existe una curiosidad constante de lo que sucede entre la pareja presidencial, una atención que despierta cada vez que los medios se refieren a una situación entre ellos. Sin embargo, las circunstancias han rebasado lo que pudiera ser sólo un cuento […]

Mucho se ha hablado de la historia entre Enrique Peña Nieto y Angélica Rivera; existe una curiosidad constante de lo que sucede entre la pareja presidencial, una atención que despierta cada vez que los medios se refieren a una situación entre ellos.

Sin embargo, las circunstancias han rebasado lo que pudiera ser sólo un cuento de hadas mal contado; los intereses del país se encuentran involucrados aunque a las mayorías les preocupe más la inmediatez de las noticias que la profundidad de temas como corrupción e impunidad.

La historia comenzó cuando ella fue contratada para la promoción de la administración del entonces gobernador del Estado de México en la publicidad política, en 2008.

Ambos habían concluido matrimonios anteriores al momento de conocerse; Angélica Rivera se había divorciado ya de José Alberto “El Güero” Castro y Enrique Peña Nieto tenía un año de haber enviudado tras la muerte de su primera esposa Mónica Pretellini Sáenz, quien falleció el 11 de enero del 2007.

Después de oficializar su relación ante los medios, la pareja anunció su enlace matrimonial en una visita al Vaticano del 2009, ante el Papa Benedicto XVI y frente a las cámaras de televisión.

El 27 de noviembre del 2010 contrajeron matrimonio en la catedral de Toluca, en una ceremonia que significaría tanto el primer gran despliegue mediático en pos de la pareja, como su primera gran polémica. Un reportaje realizado por Aristegui Noticias y Proceso sugirió que el matrimonio pudo llevarse a cabo por una serie de irregularidades y falsedades, y que incluso pudo haber sido un montaje. La investigación muestra evidencia de cómo se forzó la invalidación del matrimonio religioso anterior de Angélica Rivera con el objetivo de poderse casar ante las Iglesia nuevamente.

Su relación siempre ha sido señalada como una historia prefabricada al más puro estilo de las telenovelas que Angélica solía protagonizar, con el objetivo de posicionar al mandatario mexiquense en una carrera firme hacia Los Pinos y de la que, se dice, rompieron al momento en que Peña asumió el poder, aunque no hubo un más claro de distanciamiento entre la pareja que el que vivieron a partir del escándalo de la Casa Blanca en 2014 y de la declaración pública que tuvo que hacer Angélica Rivera para defenderse de la adquisición de una propiedad inmobiliaria que era del presidente de la república, no de ella.

A partir de ese evento, la pareja protagonizó varios desplantes públicos que llamaron la atención de la prensa internacional, como el que sucedió durante la visita de los Reyes de España a México en 2105, el presidente tendió la mano a Angélica para tenderle el paso, pero ella ignoró el gesto. Otro caso sucedió el mismo año cuando visitaron Francia, ahí, la primera dama de México lo tomó del brazo pero éste rehuyó de ella.

Durante el sexenio, su relación ha estado marcada por desencuentros políticos, diferencias entre los hijos, un nuevo escándalo sobre el departamento de Miami de La Gaviota; tensión protocolaria, sonrisas congeladas y una pose de enamoramiento que ya nadie compra .

Según fuentes del columnista Salvador García Soto del Universal, la telenovela termina con el sexenio, ya que se han empezado a tomar acciones concretas para ponerle fin al matrimonio de la todavía pareja presidencial. La versión oficial de la presidencia de la República es que esta información es falsa, habrá que esperar a que el tiempo nos muestre la verdad.