La crisis constante de Perú, congreso impide estabilidad en el Poder Ejecutivo

La crisis constante de Perú, congreso impide estabilidad en el Poder Ejecutivo
Los cambios repentinos en la presidencia se pueden explicar por la fragmentación política y la facilidad del Congreso para forzar cambios en el Poder Ejecutivo

El congreso de Perú destituyó al presidente Pedro Castillo por «Incapacidad moral», luego de poco más de año y medio de haber asumido el cargo. El exmandatario anunció la disolución del poder legislativo y judicial, después de que por tercera ocasión el congreso —dominado por la derecha— intentara destituirlo del cargo.

Castillo aseguró que gobernaría por medio de decretos de ley, hasta crear un nuevo parlamento para realizar una nueva constitución. En respuesta, miembros de la oposición, e incluso de su mismo partido, lo señalaron por presuntamente intentar dar un golpe de Estado. Días antes, Castillo acusó a la oposición de querer «dinamitar la democracia».

Poco tiempo después, la vicepresidenta de Perú, asumió la presidencia y se convirtió en la primera mujer presidenta del país.

¿Qué pasa en Perú?

El país sudamericano se ha mantenido en una fuerte crisis democrática desde hace más de una década. Desde 2018, el país suma seis presidentes destituidos. En marzo de 2018 se produjo la renuncia de Pedro Pablo Kuczynski, electo en 2016, quien decidió abandonar el Poder Ejecutivo de Perú antes de que el Congreso votara su destitución.

La renuncia de Kuczynski provocó la ascensión del entonces vicepresidente Martín Vizcarra, destituido por el parlamento en 2020. Ambos son investigados por la Fiscalía, pero ninguno tiene procesos en su contra.

Manuel Merino sustituyó a Vizcarra y renunció al cargo cinco días después. Posteriormente, el congreso impuso a Francisco Sagasti, quien gobernó hasta la elección donde democráticamente ganó Pedro Castillo.

¿Corrupción?

De acuerdo con analistas de la BBC, más que los señalamientos por corrupción de los exmandatarios, los cambios en la presidencia se explican por la fragmentación política y el diseño político de Perú, que facilita que el Congreso fuerce cambios en el Poder Ejecutivo.