Perversidad gubernamental

“Si no hay obras, no hay sobras”, dicho hecho popular entre grupos gobernantes con tendencias a las riquezas mal habidas y al uso indebido del erario público para beneficio personal o de grupos, cristalizado en negocios diversos encargados desde las esferas del poder a socios “amigos”, que garantizan ganancias a sus benefactores del gobierno a […]

“Si no hay obras, no hay sobras”, dicho hecho popular entre grupos gobernantes con tendencias a las riquezas mal habidas y al uso indebido del erario público para beneficio personal o de grupos, cristalizado en negocios diversos encargados desde las esferas del poder a socios “amigos”, que garantizan ganancias a sus benefactores del gobierno a través de estrategias ocultas, entre las que se encuentra el ya famoso “diezmo”, consistente en la entrega del 10% del costo total del trabajo o la obra a quienes hayan favorecido la firma o el contrato, según aseguran los conocedores.

La frase perversa parece tener vigencia en el accidente provocado por el socavón que cobró dos vidas en el paso exprés de la autopista del sol, en el libramiento de Cuernavaca, desde ese miércoles trágico se señala que ha quedado al descubierto la mala calidad de materiales, diseños erróneos, cálculos inexactos, como el hecho del grosor del pavimento que no corresponde a las establecidas para garantizar las normas de seguridad, independientemente del pretexto oficial de la tubería con antigüedad de cuarenta años, que se ha transformado en una mofa social por la poca credibilidad del argumento que no engaña ni a un alumno de jardín de niños.

Los hechos no quedan en las fallas exhibidas, el problema se extiende a la falta de reacción gubernamental para garantizar la atención de emergencias como la ocurrida ese día; acorde a diversas publicaciones del viernes y sábado del pasado fin de semana, las personas accidentadas no fallecieron por el golpe que sufrieron al caer al hoyo, murieron por asfixia, no recibieron ayuda por más de una hora y media, hasta que el lodo los cubrió, lo que se transforma en una verdadera negligencia de las instancias gubernativas encargadas de la materia, dejando a esos ciudadanos en total estado de indefensión, que vivió  lamentablemente en carne propia la familia Mena Romero, del poblado Emiliano Zapata del Estado de Morelos.

Las escusas del gobierno son lamentables, no viene al caso intentar analizarlas, el agua y la basura, por cierto agua de lluvia que a su paso torrencial, se lleva la basura del engaño oficial de obras multimillonarias transparentes, honestas, entre otras, dejando de manera natural al descubierto otro componente por agregar a este trágico sexenio, la probable coalición de funcionarios a agregar a la corrupción e impunidad,  visibles entre los titulares de las instancias gubernativas con empresarios y dueños del capital económico, que no ocultan su apetito insaciable por obtener más ganancias para su beneficio a costa de los ciudadanos callados, sin organización ni reacción, encerrados en una apatía terrorífica que terminará por hundir a nuestro país.

De lo anterior, se desprende que a nada conduciría la instauración de procedimientos legales en contra de los titulares de los primeros niveles de la administración pública federal, con clara responsabilidad de probables actos ilícitos que condujeron al caso del socavón, ejemplo claro de otra lección social que no puede quedar en la impunidad; al final en caso de iniciar denuncias, quejas u otros, todo quedaría en los cajones de los archivos de las instancias impartidoras de justicia, sería suficientes algunas llamadas telefónicas para retardar los procedimientos y obstaculizar hasta el cansancio de los promotores; así funcionan los gobierno antidemocráticos y de cuates, conclusión desprendida de las experiencias de una lucha sindical y laboral, que nos ha mostrado la verdadera cara de un gobierno al servicio de ellos mismos, en donde no importan sus leyes y mucho la sociedad y tampoco la gente.     

El mal de los negocios gestados desde las administraciones de todos los niveles de gobierno, son ya un cáncer social, la prioridad son sus ganancias, no la resolución de necesidades o problemas, analice usted el bacheo de su ciudad, ¿quién firma los contratos?, ¿quiénes son los empresarios contratados?, ¿qué calidad tiene el asfalto utilizado? a todas luces de muy mala calidad, a la menor cantidad de lluvia se destapa sus hoyos, para tener uno más grande perpetuando los negocios y los contratos.

Los gobiernos no puede hacer lo que quieran, para ello se requiere que la gente no los deje, difícil ecuación que necesita de todos, hasta de los que no votan en tiempos electorales. Usted amable lector qué opina al respecto.