La zona de influencia de la mafia de “La Familia” en el Estado de México es mucho más amplia que Texcaltitlán. Ejercen control criminal en toda la región de Tierra Caliente. Tlatlaya, Tejupilco, Amatepec, Luvianos, Zacazonapan, Otzoloapan, Santo Tomás de los Plátanos, Almoloya de Alquisiras, Sultepec y Zacualpan son prácticamente suyos.
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El mensaje que envía Delfina a la población del sur con su visita a Texcaltitlán cambia el paradigma. Ningún gobernador quiso, o pudo, entrar a la zona, consolar a la gente y ofrecer de viva voz el combate frontal a los delincuentes. La maestra es valiente, prudente y siembra la esperanza de que las cosas pueden cambiar. El simbolismo de ese acto ahora debe nutrirse con acciones concretas.
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No todas son malas noticias. De acuerdo con la información laboral oficial correspondiente al tercer trimestre del año, la pobreza laboral en el Estado de México ha bajado 3.8 por ciento, colocándose en 34. 5 de la población. Eso no es todo, el salario mínimo ha crecido en el quinquenio 86 por ciento, pasó de 88 pesos con 40 centavos en 1988 a 207 pesos con 40 centavos en 2023. El Producto Interno Bruto ha crecido 3.3 por ciento. Alentador.
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Higinio Martínez pretende meter las manos en Ecatepec. Es el senador quien alienta y patrocina la agitación política para tratar de descarrilar al alcalde Fernando Vilchis. No solo quisiera sacarlo de la competencia por la senaduría, también del control electoral de la región, aunque para ello se una a lo peor de las cloacas.
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Los Proyectos de Prestación de Servicios han costado un ojo de la cara al pueblo del Estado de México. No es un abuso afirmar que fracasaron en beneficio social. Los únicos que han ganado son el puñado de empresarios —algunos apenas traficantes de influencias— que recibieron los contratos para la construcción y explotación de autopistas, hospitales, centros culturales, etc. Los PPS tendrían que ser cancelados y el Estado recuperar el control. Veremos si el nuevo gobierno lo hace.