Podría chikungunya llegar a las urbes

El aumento de calor, humedad y prolongación de la época de lluvia en las urbes, como la Ciudad de México, debido al efecto del cambio climático, la intensa movilización de poblaciones y la gradual adaptación de los mosquitos vectores a la altura pueden favorecer la diseminación del virus chikungunya, advirtió Blanca Ruiz Ordaz, del Instituto […]

El aumento de calor, humedad y prolongación de la época de lluvia en las urbes, como la Ciudad de México, debido al efecto del cambio climático, la intensa movilización de poblaciones y la gradual adaptación de los mosquitos vectores a la altura pueden favorecer la diseminación del virus chikungunya, advirtió Blanca Ruiz Ordaz, del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM.

Explicó  al diario Excélsior que la altura límite aproximada para los mosquitos transmisores (Aedes aegypti y Aedes albopictus) es de mil metros sobre el nivel del mar; no obstante, se han encontrado en lugares donde la altitud está por encima de los cinco mil 500.

Hasta ahora, aclaró que no se han detectado casos autóctonos en el DF; los reportados por la Secretaría de Salud son importados, es decir, de personas con antecedentes de haber estado en zonas donde circula chikungunya; pero “es cuestión de tiempo para que se conjunten factores climáticos, epidemiológicos (presencia del vector) y de movilidad de población para que nos alcance”, alertó.

La académica de la Universidad Nacional detalló que los mosquitos Aedes aegypti y albopictus son “altamente eficientes”, pues diversos agentes patógenos son susceptibles de replicarse en ellos, como chikungunya, dengue y el virus de la fiebre amarilla, entre otros 20.

“Los Aedes (odioso en griego) vuelan en un radio promedio de 40 a cien metros y alcanzan un máximo de 800 a mil metros de altura. Pueden picar de 80 a cien veces en cada alimentación, viven en la naturaleza de tres a cuatro semanas y una vez infectados transmiten el patógeno por el resto de su vida; de ahí, la importancia de evitar su picadura”, apuntó.

Además, agregó, sus huevecillos son altamente resistentes a la desecación, pues son capaces de sobrevivir hasta un año sin agua.

Entre cuatro y siete días posteriores a la infección, las personas afectadas presentan fiebre mayor a 39 grados, dolor óseo, muscular y articular intenso, cefalea, malestar general y erupciones en la piel, acompañados de conjuntivitis, entre otros síntomas.

La Organización Panamericana de Salud (OPS) asegura que una vez expuestos los individuos desarrollan inmunidad prolongada que los protege de la infección; sin embargo, puede existir una reinfección, que es factible debido a que se trata de un virus con una alta tasa de mutación elevada y variantes génicas.