Quien ha controlado desde hace años al PRD en Edomex es Omar Ortega, acompañado de una pléyade de contlapaches. Él —ellos— decide a quién presentar como sus candidatos a puestos de elección popular. Justamente durante el «omarato» es cuando al PRD y sus gobiernos, particularmente en el sur del Estado de México, se han asociado con el crimen organizado. Aunque Omar, hoy diputado, tiene fuero, puede ser investigado como una de las abejas del “Enjambre”.
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Muchas historias se cuentan desde hace mucho tiempo de los personajes de la clase política mexiquense asociados con el crimen organizado. Abunda la información de encuentros, con día, hora y lugar exactos, entre actores de la política y jefes de las mafias. Hay muchos que hoy tiemblan porque están metidos hasta el cuello.
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La pobreza intelectual, política y argumentativa de la oposición en el Estado de México es de pena ajena. Está absolutamente diluida. Su fuerza es apenas testimonial. PRI, PAN y MC ya están rendidos básicamente por miedo, su mayor debilidad es deontológica.
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Por los 13 meses que despachó como secretaria de Finanzas del gobierno del Estado de México, Paulina Moreno cobró poco más de 2 millones de pesos, solo vía salarios. Penosamente, su periodo fue de simulación, no de resultados. A las cuentas que dejó mientras más le rascan, más pus le brotan. Los pasivos son descomunales, quizá por ello ha empezado una campaña en medios para lavarse las manos.
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Dejar al Estado de México un índice de impunidad de casi 97 por ciento – de acuerdo con el más reciente estudio de México Evalúa- y a más de 10 mil personas injustamente presas -cálculos del Centro de Derechos Humanos “Zeferino Ladrillero”, son algunas de las cartas con las que Ricardo Sodi se propone presentarse en urnas al juicio de los ciudadanos para pedirles los votos que lo hagan ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. ¡Qué valor!
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