Judicializar el resultado electoral no fue idea, ni orden, de Alejandra del Moral ni de su equipo. Tampoco, hasta donde se ha podido verificar, iniciativa del presidente estatal del PRI o su gente. Al gobernador Alfredo del Mazo, de acuerdo con la narrativa oficial, el asunto no solo le tomó por sorpresa, le incomodó. La impugnación es tan absurda como innecesaria. Ponerle el cascabel al gato fue obra perversa para enrarecer el ambiente político que ha sido hasta ahora de concordia. Parece que le molesta que la transición sea tersa.
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Manuel Herrejón Suárez es, indudablemente, uno de los hombres de mayor confianza personal de Alejandro “Alito” Moreno. Sin duda, puede considerársele el mexiquense más cercano al dirigente nacional del PRI. No solo trabaja con él como secretario de Vinculación Empresarial, es su principal asesor de negocios. Herrejón, socio de CI Banco, es altamente probable que se convierta, en la siguiente legislatura, en diputado.
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La cantidad de priistas que ya están buscando acomodo en otro en partido es, francamente, más penosa que sorprendente. Legiones de pusilánimes han emprendido la graciosa huida hacia otras opciones políticas. Por lo que se ve, su lealtad era tan débil como sus convicciones. Su procesión de cambaceo los desvaloriza por completo. Quizá quien más gana con esa diáspora sea el propio PRI.
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Delfina ya piensa y se comporta como gobernadora. Conserva la humildad en su esencia, pero el cambio es obvio y, puede decirse, que hasta natural. Una de las características, en su forma personal de ejercer el poder, será la firmeza, se equivocarán aquellos que la pensaban o subestimaban como débil o falta de carácter. Ya lo verán.
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De acuerdo con el calendario legal, en enero de 2025, justo dentro de 18 meses, deberá darse el relevo en el Consejo de la Judicatura y la presidencia del Tribunal Superior de Justicia, pero la disputa por el control del Poder Judicial ha iniciado. La correlación de fuerzas se ha modificado, Ricardo Sodi no podrá imponer sucesor, como parece es su empeño.