Necesidad de liderazgos jóvenes en la política mexicana

Necesidad de liderazgos jóvenes en la política mexicana
Por el bien del país, alentemos a los jóvenes a participar políticamente. Nos conviene

Ya es tiempo de renovar nuestros liderazgos políticos. Una nueva generación de actores en la política urge al país, pero debe advertise que ello no se puede generar artificialmente. La semana anterior la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión aprobó un par de modificaciones constitucionales para reducir la edad a partir de la cual se puede ser electo diputado federal y encabezar una secretaría de Estado. Lo aprobado indica que la edad para ocupar un escaño en dicha cámara será de 18 años cumplidos al día de la elección y de 25 años para ser el titular de una secretaría en el gobierno federal.

Los artículos constitucionales modificados establecían en 21 y 30 años, respectivamente, la edad para ser diputado y secretario. Estas recientes reformas, que buscan abrir el espacio a gente más joven, se alcanzaron con el voto a favor de la mayoría calificada, incluyendo a todos los partidos políticos y sin votos en contra u abstenciones. Se trató, pues, de una reforma en la que todos estuvieron de acuerdo. 

Historia de la participación de los jóvenes en la visa política de México

Debemos recordar que en nuestro país hasta antes del movimiento estudiantil de 1968, el acceso de los jóvenes a la vida política estaba cerrado. Fue en 1969 que se fijó en 18 la edad mínima para poder votar, pues antes la ciudadanía se alcanzaba hasta los 21. Y un par de años después, se redujo de 25 a 21 años la edad mínima para aspirar a una diputación. Esto, desde luego, tuvo que ver con la potente movilización juvenil encarnada en los movimientos que culminaron de manera trágica con los actos de represión del 2 de octubre en Tlatelolco y el llamado “Halconazo” de 1971.

Los derechos se conquistan y luego se ejercen. Los jóvenes universitarios movilizados en los sesenta exigían espacios para participar y consiguieron estas nuevas condiciones ya referidas. De hecho, varios líderes estudiantiles se convertirían a la postre en políticos y funcionarios públicos. Ahora, con la nueva reforma aprobada hace unos días, que solo espera ser ratificada por el Senado para que entre en vigor, se generan las condiciones para que ocurra algo que hoy no existe: la emergencia de nuevos liderazgos políticos.

Te puede interesar: Advertencia en tiempos electorales

Los mismos políticos de siempre

Todos podemos constatar que los gobernantes, los representantes populares, los gobernadores y alcaldes de hoy son los mismos que hace dos décadas. El actual presidente obtuvo el cargo tras doce años de intentarlo; en su gabinete están personajes que le acompañaron desde hace más de 20 años en su periodo como jefe de Gobierno de la Ciudad de México. Son sumamente escasos los cuadros jóvenes en ese gobierno.

De la misma manera, en el Estado de México actualmente gobierna la tercera generación de la familia Del Mazo. El gabinete está lleno de nombres y apellidos presentes desde hace muchos años. Igualmente, son escasos los cuadros jóvenes a los que se ve en la política local, a menos que se trate de segundas o terceras generaciones que prácticamente heredan las posiciones. Muchos juniors de la política sí puede uno encontrar.

Renovarse o morir

La vida política en el país necesita, en términos generales, renovación. Sin embargo, no porque ahora se necesiten menos años para poder acceder a espacios como la cámara o el gabinete, van a surgir los liderazgos. Estos se forman a través de la actividad política, la movilización, el activismo, la organización. Para contar con liderazgos auténticos se necesita que las causas de grupos minoritarios, de sectores desfavorecidos, de organizaciones de vanguardia emerjan con rostro, nombre y apellido: nuevos actores que se hagan escuchar y se presenten con el respaldo de sus respectivas comunidades es lo que se necesita.

Las causas más visibles en los últimos tiempos son las de los movimientos feministas, ambientalistas y las que reclaman justicia ante actos de violencia. De ahí tendrían que venir las voces, los liderazgos, los nuevos cuadros que refresquen la vida política. Sería realmente decepcionante que en esos nuevos espacios veamos aparecer, por la vía plurinominal, a hijos de viejos políticos, a militantes partidistas “fieles” o “dóciles”, o a personajes que luego renuncien para dejar su lugar a un suplente que fuera de la vieja escuela.

Sinceramente, no veo detrás de esta propuesta recién aprobada el empuje de generaciones jóvenes demandando espacios en los órganos de gobierno. No vimos movimientos juveniles en universidades, en la calle, en las plazas públicas exigiendo espacios. Pero, como quiera, estarán abiertos y, por el bien del país, pidamos a los políticos de la vieja guardia que vayan anunciando su retiro y alentemos a los jóvenes a participar políticamente. Nos conviene.