En la celda número 15 de la cárcel de Santiaguito, en una especie de suite penitenciaria para privilegiados —a la que se accede con dinero o poder— pasa sus días y noches Raymundo Martínez. Y no la pasa mal. Tiene televisión satelital, teléfono y refrigerador. Come y bebe lo que quiere cuando quiere. A él no le obligan a usar el uniforme caqui, viste de marca y se perfuma. Ese es el reporte detallado de una «garganta profunda» que le ve con frecuencia. El subsecretario de Control Penitenciario, Olaf Rodríguez, tendría que decir si es cierto o falso.
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«Lo que natura non da Salamanca non presta». Es francamente penoso, deleznable, la reacción del Poder Judicial del Estado de México frente a la indignante actuación del juez de control Alejandro Vitela. Justificar, encubrir, al juzgador que liberó de cargos a un presunto abusador sexual porque su víctima, una niña de 4 años, no pudo decir con precisión fecha, lugar y hora del ataque. El magistrado presidente del Consejo de la Judicatura, Ricardo Sodi, optó por el cobarde silencio, al tiempo que la coordinación de Comunicación Social activó un plan de control de daños. No les importa la ley ni la justicia, solo su imagen.
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A la sexta regidora de Toluca le parece una buena idea cargar con diatribas y argucias leguleyas contra AD y su redacción. Primero, inventó un bizarro citatorio de un ministerio público de la Ciudad de México, que hizo entregaran policías municipales. Un disparate. Ahora, ha encontrado acompañamiento del IEEM en una alucinante queja por presunta violencia política en razón de género. Quizá lo que necesite Mariela sea valium, no un adversario litigioso.
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«La pax política» que campea en el Estado de México después de la caída del régimen priista está cimbrada con un acuerdo político que pasa por la entrega de algunos gobiernos municipales en las siguientes elecciones para evitar que la oposición no desaparezca por inanición. Suena perverso, pero en política no es imposible. Naucalpan, Atizapán y Tlalnepantla, entre otros, estarían en la ecuación. Veremos.
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Bien por la Universidad Autónoma del Estado de México que ha decidido abrir su frecuencia radiofónica institucional a la diversidad sexual con el nuevo programa LGBTTTIQ+ «Uni-Queer». Todo avance en la conquista de libertades tendría que ser celebrado. UniRadio 99.7 FM hace bien.