Se dice que

La cancelación del aeropuerto en Texcoco no es tema en la conversación social de los mexiquenses, menos una de sus preocupaciones. A la gente lo que le importa es la seguridad pública, la corrupción e ineptitud en los gobiernos municipales, el desempleo, las bajos salarios, la educación de sus hijos, el transporte público, la ausencia […]

La cancelación del aeropuerto en Texcoco no es tema en la conversación social de los mexiquenses, menos una de sus preocupaciones. A la gente lo que le importa es la seguridad pública, la corrupción e ineptitud en los gobiernos municipales, el desempleo, las bajos salarios, la educación de sus hijos, el transporte público, la ausencia de justicia o la justicia de mala calidad, la crisis en sistema público de salud, el deterioro de los servicios y la infraestructura urbana. Al pueblo en general no le va ni le viene si hay una nueva, bonita y moderna terminal área. Los furibundos, ínfima minoría por cierto, son aquellos que ya se lamían los bigotes con los futuros negocios. Hace bien el gobernador del Mazo al colocarse del lado correcto, no distraerse y seguir hacia delante.

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A muchos de los políticos tradicionales hechos en las viejas formas no gusta el estilo frontal, fuerte y directo, de la presidenta de la Legislatura local, Azucena Cisneros, pero no hay duda que interpreta muy bien el sentimiento popular expresado en la urnas en julio pasado. La diputada de MORENA no se anda por las ramas y es de las principales voces para romper con el pacto de impunidad con el que se ha beneficiado a corruptos e incompetentes en la administración pública y la representación popular. El cambio está en marcha.

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La empresa paraestatal denominada CUSAEM, que hace grandes negocios con ganancias multimillonarias producto de la venta de servicios de seguridad, por fin será sujeta a revisión en su marco normativo, de finanzas y administración para determinar si reúne las condiciones requeridas. Así que existen dos opciones: pasar por un control absoluto y total del estado o desaparecer. Aquellos que la han tomado como una franquicia tendrán que irse.

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El desafío de devolver la seguridad pública a los mexiquenses ha quedado muy grande y muy lejos de las capacidades de la jefa de la policía Maribel Cervantes, a pesar de sus notables esfuerzos y buenas intenciones. Simplemente no ha podido, peor aún, la violencia ha escalado y en la percepción general la cosas están peor que antes, quizá que nunca. En los cuatro puntos cardinales de la geografía estatal suceden todos los días hechos de sangre, la vida, integridad física y bienestar de todos está permanentemente peligro, el derecho a la paz se ha perdido. Algo tiene que cambiar urgentemente, no hay mas tiempo, cuesta vidas y sufrimiento.

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Jesús Tolentino es un cinicazo que medra con la necesidad y miseria de la gente. Él y su organización Antorcha simbolizan la descomposición de los liderazgos del priismo. Pretende presionar con movilizaciones artificiosas al gobernador del Mazo porque entiende que la alcaldía de Chimalhuacán, que creía en la bolsa, está apunto de caérsele en el litigio promovido por MORENA. Tolentino debería irse, ese sería un buen inicio para la reconstrucción del PRI.