Josefina Vázquez Mota fue la gran decepción de las elecciones pasadas para gobernador. La candidata de la derecha obtuvo apenas 682 mil 520 votos descendiendo al PAN al cuarto lugar en la preferencias electorales. Para los mexiquenses fue una de las peores tres opciones para gobernar. Josefina, llegó al estado, pidió el voto a los ciudadanos, no se lo dieron y desapareció sin decir gracias ni a sus propios simpatizantes. No se supo más de ella hasta que su partido le obsequió una senaduría de representación proporcional. Esta semana, reapareció en la entidad en un acto propagandístico en defensa del negocio de las instancias infantiles, pero pierde su tiempo, ni quien le crea. Algo ha de querer que la obliga a hacer presencia en estas latitudes. Política golondrina.
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El ajuste a las tarifas del transporte no puede ser mayor a 5 por ciento, así los dueños del negocio argumenten una revelación divina. El regulador, en este caso el gobierno del Estado de México a través de la secretaría de Movilidad, no puede autorizar un absurdo incremento de 40 por ciento, como pretenden. Calma, que no cunda el pánico, no será como los empresarios del transporte quieren, porque además de inflacionario e injusto, provocaría una escalada de irritación social que pondría en riesgo la gobernabilidad en estos frágiles momentos de transición. Los camioneros se quedarán como el chinito: nomás milando. Veremos de qué lado se pone el gobernador, si de las minorías, o de las grandes mayorías.
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Antorcha Campesina ya agarró de sus puerquitos a los toluqueños, al secretario General de Gobierno, Alejandro Ozuna y al gobernador Alfredo de Mazo. La próxima semana amenaza con volver a poner de cabeza a la ciudad con otra de sus extorsivas marchas de presión social. Los antorchos, priistas todos, se han convertido en auténtico dolor de gónadas para los hombres que despechan en el palacio de Lerdo. Les han cedido un diputado federal de representación proporcional, dos alcaldías y un número de canonjías, pero no tienen llenadera y quieren más. A ver hasta cuando los soportan, mientras tanto que la gente que vive en Toluca y mejor ni salga de sus casas el próximo día 28.
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Aunque la gente votó abrumadoramente por un cambio el año pasado, la vida pública estatal no se ha renovado. Son los mismos de siempre repitiendo las prácticas de siempre. El régimen permanece intacto y solo las élites se vuelven a beneficiarse con la alternancia. Ha sido una gran chapucería.
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La Universidad Autónoma del Estado de México ha decidido dar por teminada la actividad del FONDICT, fideicomiso que creó hace años para fondearse, pero que con el paso del tiempo se convirtió en un organismo tóxico que generó a la UAEM más perjuicios que beneficios. A pesar de su retiro, el nombre de Erick Torres Mulhia, quien lo dirigió por mucho tiempo, no hay que olvidarlo, seguramente dará mucho de qué hablar en los días por venir.
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