Se dice que

Los 41 distritos electorales federales del Estado de México son estratégicos para la gobernabilidad del presidente López Obrador.

La figura política más popular en el Estado de México es, por mucho, el
presidente Andrés Manuel López Obrador. No hay encuesta seria en la
que su índice de aprobación baje de 60 puntos. No así Morena,
especialmente cuando se le mide por municipio; hay lugares donde no
alcanza ni el 30 por ciento de aprobación. La explicación es muy simple:
la mayoría de sus gobiernos municipales no le llegan ni a los talones a la
4T que impulsa AMLO; mucha gente está insatisfecha, decepcionada.
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Los 41 distritos electorales federales del Estado de México son
estratégicos para la gobernabilidad del presidente López Obrador. Los
esfuerzos de Morena en las elecciones del siguiente año se centrarán
en ganar en la mayor cantidad de ellos y mantener al menos los 39 que
tiene ahora. Comparado con el valor de esas curules, las 125 alcaldías y
los 45 diputados locales son casi irrelevantes.
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El contagio del propio secretario de Salud describe muy bien de qué
tamaño es el riesgo al que estamos expuestos con esta pandemia. Si
alguien no entendía el porqué del Semáforo Rojo, el ejemplo es
incontrovertible. Gabriel O ́Shea estaba expuesto, visitaba hospitales, se
mantenía hiperactivo coordinando los esfuerzos del plan sanitario a
pesar de formar parte del grupo vulnerable por la edad y la hipertensión.
O ́Shea es una buena persona y ha sido un eficaz secretario de Salud,
ojalá se recupere pronto.
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El secretario de Educación ha dicho con todas sus letras que en su futuro
inmediato no se ve renunciando para convertirse en candidato a cargo
alguno de elección popular. “Es el mejor trabajo y la mayor
responsabilidad pública que he tenido en mi vida”, ha afirmado
Alejandro Fernández después de declararse delmacista ciento por ciento
y de tener el propósito de llegar hasta al final de la administración y
hasta donde su jefe el gobernador le ordene. En otras palabras, lo único
seguro es que no hay nada seguro.
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Parece que, a la delegada del gobierno federal, la profesora Delfina
Hernández, se le ha pasado la mano con su intención de guardar bajo
perfil, tanto que se le puede declarar desaparecida de la escena pública.
La maestra, que verdaderamente es un pan, debería informar a los
ciudadanos del estado que anhela gobernar algún día a qué está
dedicada y cuáles son sus resultados. Es propuesta.