Quien escuche hablar a Raymundo Martínez sobre la solicitud de aumento a las tarifas del transporte le quedará claro que es un hecho. Ahora solo falta saber cuánto y cuándo. El secretario de Movilidad es un hombre intelectualmente bien estructurado, pero arrogante, suele no escuchar, necear. Es un tema muy sensible que afecta a la mayoría de los habitantes del Estado de México, al estamento más vulnerable. Para sensibilizarlo habría que recomendarle revise lo que pasó en Chile, que fue lo que detonó la rebelión social, después todo el contagio latinoamericano.
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Es claro que las políticas públicas de movilidad en el Estado de México han fracasado reiteradamente sexenio tras sexenio. Es increíble que una entidad con 18 millones de habitantes generadora del segundo mayor PIB del país, con un presupuesto anual de 300 mil millones de pesos y con acceso a líneas abiertas de financiamiento, no tenga Metro. Es ridículo. El transporte es barato, cierto, pero malísimo por inseguro, desordenado y viejo. Pero no solo han fracasado las políticas públicas, también el modelo de negocio, según los concesionarios se han precarizado, invierten mucho y ganan poco. El peor de los escenarios. Está demostrado que subir la tarifa no resuelve el problema, es una panacea, podrán mitigar los daños de los dueños, pero no de los usuarios. Parece que ha llegado el momento de estatizar el servicio, como han hecho las civilizaciones más avanzadas.
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Es muy complicado que Raymundo Martínez se mantenga como secretario de Movilidad el sexenio completo, más que un técnico es un político con aspiraciones políticas vivas, no es secreto que desde hace tiempo anhela la oportunidad de competir por la presidencia municipal de Toluca, quizá se le cumpla en las elecciones de 2021, quizá allí esté el valor del análisis de quienes pronostican su salida en el paquete de cambios en el gabinete que habrá el próximo año. Tal vez el quemante asunto del aumento a las tarifas del transporte lo tenga que resolver otro.
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En algo tienen razón los concesionarios del transporte público de pasajeros: el servicio es barato, si porque debe estar asociado directamente a los salarios que en su mayoría son muy bajos. El último aumento autorizado fue el 7 de septiembre del 2017 -una semana antes de que terminara el gobierno de Eruviel-, le subieron 2 pesos. Hoy quieren 4 pesos con 50 centavos más, 45 por ciento; absurdo el salario mínimo creció solo 10 por ciento. La lógica indica que aún así, precarizados, sigue siendo negocio, cuando deje de serlo lo abandonarán, nadie pierde dinero por gusto.
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Los diputados de MORENA que controlan con su mayoría de votos la Legislatura local se están extralimitando e invaden funciones de los PODERES Ejecutivo y Judicial y organismos autónomos. Intentaron quitar al rector, ahora quieren influir en la elección del presidente del Tribunal Superior de Justicia, quitar al secretario de Desarrollo Social, a la directora del ISSEMYM y al secretario de Finanzas de la UAEM. Se están pasando de la raya.
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