Hay mucho de hipocresía, de simulación, en la postura de algunos cuadros de MORENA -diputados locales, federales y senadores- sobre el “tarifazo” que en público repudian, pero en privado consienten. El aumento al transporte público no hubiera sido posible en un escenario de oposición real de la primera fuerza política. La impostura tiene como origen y destino la representación de sus propios intereses, no los de pueblo. Se desgañitan en público, pero susurran en privado. Pueden echar abajo el “tarifazo”, pero parece que realmente no quieren.
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Existen elementos objetivos para dudar de la honestidad de algunos diputados, por ejemplo la propuesta nunca atendida de llamar a comparecer al secretario de Movilidad presentada antes de que se autorizara el aumento a las tarifas. No prosperó porque la fracción dominante en la bancada de MORENA no quiso.
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Otra propuesta que también envió a la congeladora fue la presentada por el diputado Dionisio García Sánchez, para que en compensación al aumento general de tarifas se aplicaran descuentos a estudiantes y adultos mayores. Pero obvio que los intereses de un puñado de transportistas están mejor representados en la LX Legislatura local que los de millones de usuarios.
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Valdría la pena preguntar al diputado Nazario Gutiérrez Martínez qué tanto hay de verdad en los señalamientos que hacen en su contra algunos de sus compañeros de que pactó con algunos empresarios y hombres del gobierno el aumento a las tarifas del transporte con el interés de beneficiarse también pues está dentro del negocio. Sería gravísimo.
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Pero en MORENA, como en la viña del Señor, hay de todo. Daniel Moreno, uno de los liderazgos más combativos y consistentes de la izquierda, encabezará una reunión pública en el zócalo de Toluca con otros activistas para analizar y acordar un plan de acción en defensa de los usuarios del transporte.