Se dice que…

Es el cuento del cómodo secretario de la Contraloría. Virgilio Andrade es en este 2015, la reencarnación federal de Eduardo Segovia Abascal del 2005. Diez años después la historia se repite. Peña gobernador del Estado de México, ordena “investigar” a su mentor y predecesor Arturo Montiel, señalado de enriquecimiento ilícito. Creó una fiscalía especial y formó un “Grupo Ciudadano” que evaluaría los resultados. Montiel nunca fue juzgado, libró todas las acusaciones. Es un dèjá vu. Peña presidente, repite para la “Casa Blanca”, la “Casa de Malinalco” y la “Casa de Ixtapan”, la misma receta del  2005. Hoy hace para él
febrero 5, 2015

Es el cuento del cómodo secretario de la Contraloría. Virgilio Andrade es en este 2015, la reencarnación federal de Eduardo Segovia Abascal del 2005. Diez años después la historia se repite. Peña gobernador del Estado de México, ordena “investigar” a su mentor y predecesor Arturo Montiel, señalado de enriquecimiento ilícito. Creó una fiscalía especial y formó un “Grupo Ciudadano” que evaluaría los resultados. Montiel nunca fue juzgado, libró todas las acusaciones. Es un dèjá vu. Peña presidente, repite para la “Casa Blanca”, la “Casa de Malinalco” y la “Casa de Ixtapan”, la misma receta del  2005. Hoy hace para él mismo y Videgaray, lo que antes hizo para Montiel.

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Luis Videgaray llegó al Estado de México en 2004 prácticamente con una mano adelante y otra atrás. Era entonces director de Finanzas Públicas de PROTEGO. Pedro Aspe, su jefe, lo había mandado a trabajar con Montiel la renegociación de la deuda pública. Tenía 36 años, apenas 10 años antes se había graduado como licenciado en Economía por el ITAM y cumplía solo 6 como doctor en economía por el MIT. Iba y venía de su casa en el DF a Toluca. Era niño bien, pero sin ninguna propiedad en el estado. Tecnócrata formado en el extranjero con perfecto inglés y buenas relaciones con el gran capital, a quien hacia el trabajo a final de cuentas asegurándoles el pago de sus créditos con muy buenos rendimientos, deslumbró a la pueblerina clase política local empoderada, en especial al joven diputado Enrique Peña que soñaba con ser gobernador. Esa amistad fue muy provechosa para Videgaray quien de asesor externo del gobierno saltó a la secretaría de Finanzas disponiendo prácticamente a su antojo de unos 160 mil millones de pesos cada año. Videgaray se convirtió en el todopoderoso, el hombre que decidía todas las compras y los contratos de obra. Conoció entonces al empresario Juan Armando Hinojosa quien había pasado de empresario de anuncios espectaculares  en la vía publica a constructor. Convivían continuamente, cenaban juntos en familias, tomaban la copa, asistían a fiestas y tertulias. Eran Peña, Videgaray y Juan Armando, los tres amigos. Los 6 siguientes años fueron para Videgaray de ensueño. En 2009 se hace diputado plurinominal federal y tomo el control del dinero presidiendo la comisión de Presupuesto y Cuenta Pública. En 2011 coordinada la campaña de Eruviel a la gubernatura, de allí brinca a la campaña presidencial de Peña y de allí asciende a la secretaría de hacienda. Hoy, Videgaray tiene un patrimonio robusto en la entidad, casa en Interlomas, en Malinalco y terrenos en Metepec. Es un hombre millonario, no solo eso, en los hechos ejerce como una especie de jefe político con la complacencia del presidente y el gobernador en turno. Muchos creen hoy que Videgaray puede ser el siguiente gobernador o influir directamente en quien lo sea.

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El Washington Post hizo trizas al pedante director de la Orquesta Sinfónica del Estado de México, Enrique Batiz, al fracasar con una decepcionante presentación el sábado anterior en la George Mason University que le valió el calificativo de “oscura”. Firmada por Robert Battey, la crítica en la sección Estilo de Vida de la edición de este miércoles dice textual: “Si uno envía a una orquesta de gira, el objetivo debería ser mostrar lo mejor que se tiene, con la premisa de que existe algo especial que ofrecer. En este caso, el programa fue un insulto para los músicos: una transcripción de cuatro piezas populares Granados para piano y tres obras concertantes. En otras palabras, este grupo vino de Toluca sin una sola composición sinfónica. La sensación de desaliento en sus rostros cuando se sentaron cuatro encores al lado de los dos solistas (incluso en la última pieza que del concierto) fue angustiante”. Parece que los mejores tiempos de Batiz han pasado. Vive su propio “Birdman”.

 

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