Hasta donde se tiene información oficial confirmada, Huixquilucan, el municipio mexiquense con el mayor índice de desarrollo humano, tierra del gobernador Alfredo del Mazo y uno de los territorios mejor gobernados por el PAN en el país, concentraba alrededor del 25% de los casos positivos por COVID-19 en el Estado de México. La epidemia no reconoce clases sociales, credos ni ideologías políticas.
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En Toluca y Metepec, el número de contagios registrados, hasta el domingo anterior, era de 7 en cada municipio, casos equivalentes individualmente a 9% del total contabilizado hasta entonces, es decir, 81 pacientes. Toluca, capital política y económica del estado, y Metepec, cuya zona residencial media alta y alta es predilecta por las élites, gobernados ambos por Morena, con expanistas a la cabeza, entre los municipios más golpeados por la pandemia.
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A punto de cumplir 74 años, el arzobispo de Toluca, Francisco Javier Chavolla Ramos, ha tenido que guardarse con todos los cuidados del caso, como integrante de uno de los grupos más vulnerables, para esta etapa de máximo contagio de la pandemia por COVID-19. Iglesias, templos y parroquias deberán permanecer cerradas por lo menos los próximos 30 días, algo que no sucedía en este país desde la rebelión cristera. Todo el alto clero, la mayoría adultos mayores, no podrán salir de sus casas en todo abril, protegidos por Dios, pero también por la cuarentena.
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Y si hoy la contingencia visibiliza el desastre en la sanidad, mañana el diálogo social tendría que ocuparse de la educación pública, el otro blanco del neoliberalismo. No es la cantidad de escuelas, sino la calidad de la enseñanza; allí debe centrarse el análisis, en el tipo de personas que el sistema está formando. No hay registro, al menos hasta ahora, de una explicación clara y concreta, fundacional, del propósito de las políticas públicas mexiquenses en materia educativa, es tiempo de que el secretario Alejandro Fernández hable y se comprometa.
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La nueva secretaria de Turismo todavía no termina de acomodar bien sus cosas en la oficina a la que recién se mudó, y ya hay quien la promueve para que pronto se vaya a buscar la alcaldía de Toluca como candidata del PRI. Sí, la alicaída clase política toluqueña ve como su mejor opción a Evelyn Osornio para hacer frente, en 2021, al morenismo de derecha que representa Juan Rodolfo y el grupo oligárquico que le sostiene.