Por primera vez, sin la presencia de feligreses, el arzobispo de la Arquidiócesis de Toluca, Francisco Javier Chavolla Ramos, encabezó la ceremonia eclesiástica con motivo del Domingo de Ramos, efectuada a puertas cerradas en la catedral de Toluca.
En su homilia felicitó a quienes estaban reunidos en sus casas para proteger a las familias contra el contagio del COVID-19, de acuerdo a las recomendaciones de las autoridades de los tres nivelesde gobierno.
“Con esta celebración iniciamos la experiencia de vivir con Jesús su Misterio Pascual: su Muerte y su Resurrección. Lo haremos desde la situación peculiar que estamos viviendo frente la amenaza de poder enfermarnos y morir, y ante la incertidumbre de perder el trabajo y de la carencia económica”.
Al recordar este pasaje bíblico, Chavolla Ramos destacó el hecho de que Jesús insistiera en ir a Jerusalén y que arribara a esa ciudad montado en un burrito “como signo de humildad y mansedumbre”.
“Depositemos en este Jesús nuestra confianza y la esperanza de poder resurgir como mejores personas, mejores familias, mejor sociedad y mejor Iglesia, después de haber pasado por el dolor, el sufrimiento, la enfermedad, y, tal vez la muerte de un ser querido”, destacó el arzobispo.