Se vende mi país por todos lados/ la tripa, el corazón y sus costados, /se vende mi país a cuatro vientos,/ su sangre, su sabor, sus alimentos…
Ni los buenos deseos ni el carácter fuerte sirvieron: el coronavirus, probablemente, se llevó a Óscar Chávez, al caifán mayor. De luto queda, por un lado, un sector de la comunidad artística: el comprometido, el de izquierda, al que le quedan reminiscencias del 68, de los movimientos sociales de los setentas, de los conciertos en la UNAM, de la lucha de los electricistas, de los zapatistas; por otro aquel sector amante de la música popular mexicana, de la buen interpretación.
En el escenario, el actor y compositor de voz grave, dueño de una presencia escénica única se hizo acompañar por un largo periodo del trío Los Morales, los mismos que -a últimas fechas, cuando lo requirió- le sostuvieron, a dúo, las notas altas al cantar.
Se vende mi país cada momento/su hambre, su dolor, su sentimiento,/se vende mi país con todo y gente,/se vende la palabra independiente…
Parodias políticas y homenajes, Chávez fue “Una voz de lucha” –escribió Alejandra Frausto, secretaria de Cultura que ha sido muy criticada por carecer de una política clara en su twitter–, crítico del sistema, pero más de la injusticia; preocupado por el despliegue de la Guardia Nacional en Chiapas y el aumento de hostilidades contra diversos movimientos sociales, firmó en junio pasado, junto con intelectuales y artistas, una carta que rechazaba la implantación de una estrategia que “no distingue entre crimen y resistencia, entre crueldad y digna rebeldía”.
Se venden todos los odios y cariños/ se venden los ancianos y los niños/ se venden sus males y placeres/ se venden los hombres y mujeres
Apenas hace nueve horas el López Obrador le envío un mensaje de ánimo por su internamiento con síntomas de covid-19 pero Chávez no resistió, murió a sus 85 años, con la convicción de la palabra hecha canción, comprometido con los movimientos sociales, trascendiendo a las generaciones de luchadores sociales que lo conocieron en los conciertos callejeros, en las marchas, con la labor del cantor que crítica a través de la música: cantó recientemente en el festival de música Vive Latino 2019, “Eso de cantarle a los nietos de mi generación, me anima mucho, veremos cómo responden“, dijo en entrevista para Proceso.
En sus letras su pensamiento, el también actor nacido en la ciudad de México, musicalizó a Macondo, a la niña de Guatemala, homenjeó al El Che, apoyó al Ejército Zapatista de Liberación Nacional y siempre, siempre, criticó en el canto al gobierno corrupto, a la derecha y a la injusticia.
Y los santos obispos y con sus oleos/ se vende mi país por todas partes/ se vende antropología y bellas artes,/ se vende su historia y su destino, se vende desde el principio su camino…
Oscar Chávez estudió en la Escuela Teatral del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), tiene números premiso y discos en su haber, actuó en diversas películas, Los Caifanes (1966) más conocida.
Óscar Chávez murió, pero no se vendió, como dice la canción, el recuerdo de su molesta honestidad en el escenario y también, más vale, el ejemplo de la crítica fina en su canción, permanecen.
Yo no lo vendo no, porque lo quiero/yo no lo vendo no, mejor me muero, yo no lo vendo no, porque lo quiero/ yo no lo vendo no, mejor me muero…