El primer ministro de Haití, Ariel Henry, anunció su renuncia en respuesta a la creciente crisis de violencia que azota al país, desatando ataques coordinados de pandillas contra las fuerzas del orden y las instituciones estatales.
La violencia alcanzó niveles alarmantes, con grupos armados incendiando comisarías de policía y liberando a miles de reclusos de prisiones. Las pandillas ahora controlan aproximadamente el 80% de la capital, Puerto Príncipe, según datos de la ONU.
La violencia estrangula a Haití
Informes exclusivos de inteligencia muestran cómo las pandillas han extendido su control sobre áreas clave de la capital, incluyendo proximidad a puntos críticos como el puerto internacional y la Embajada de Estados Unidos.
Ariel Henry, quien estaba fuera del país en una misión diplomática en Kenia cuando estalló la violencia, ha solicitado ayuda militar para restaurar el orden.
Creciente frustración pública
La población haitiana ha expresado su creciente frustración ante la incapacidad del gobierno para contener la violencia. La tensión aumentó cuando Henry se negó a dimitir el mes pasado, incumpliendo un acuerdo previo de celebrar elecciones y transferir el poder.
Los disturbios recientes, que incluyen fugas de prisión masivas y secuestros, han llevado al gobierno a declarar el estado de emergencia y un toque de queda.
Presión internacional
El presidente de República Dominicana ha intensificado la seguridad en la frontera con Haití, mientras que la Embajada de Estados Unidos ha instado a sus ciudadanos a abandonar el país debido a la escalada de violencia.
Finalmente, tras semanas de caos, Ariel Henry ha presentado su renuncia, según confirmaron líderes regionales del bloque CARICOM. Sin embargo, su salida del cargo está pendiente hasta la formación de un nuevo gobierno interino.
La dimisión de Henry llega en un momento crítico para Haití, donde las pandillas han desatado un caos desenfrenado, poniendo en riesgo la estabilidad social y gubernamental del país caribeño.