La historia del Toluca no podría entenderse sin el campeonato del Verano de 1998. Después de 23 amargos años, en los que Toluca incluso peleó descenso, llegó el renacer. Un 10 de mayo, el equipo escarlata iniciaría su época dorada y lo haría frente al Necaxa, otro equipo de tradición, en un partido de volteretas y emoción.
Los Diablos Rojos fueron la sorpresa de aquel torneo, después de muchos años terminaban como líderes generales y con un campeón de goleo: José Saturnino Cardozo. Poca gente imaginaría que ese equipo se convertiría en uno de los mejores del futbol mexicano.
Necaxa, por su parte, terminó el torneo como segundo general. El equipo dirigido por Raúl Arias se consolidó como otro de los equipos de la década. En sus filas se encontraban jugadores de la talla de Adolfo Ríos, Sergio Almaguer, Sergio Vazquez y, por su puesto, el ecuatoriano Alex Aguinaga. En el partido de ida, en el Estadio Azteca, los rayos se impusieron 2-1 en el marcador.
El estadio Toluca 70-86 se llenó para el juego de vuelta. Las 15:00 era buena hora para ver futbol, terminaba el partido y la gente podía seguir la fiesta. Aún no terminaba de sentarse la gente cuando Necaxa ya había puesto el marcador global 4-1. No estaba en el guion un marcador así. Solo el famoso ¡Sí se puede! (adoptado del beisbol infantil y consagrado esa tarde) podía levantar al equipo. Taboada, Abundis y Cardozo fueron los culpables de la alegría de un pueblo acostumbrado a perder.
Este domingo, Diablos y Rayos se enfrentan en la jornada 2 de la Liga MX. Hoy, ambas escuadras se encuentran muy lejos de las glorias de los 90, pero cada torneo se renuevan las emociones.