¿La UAEMex contra la educación humanística?

¿La UAEMex contra la educación humanística?
¿La UAEMex pretende desaparecer asignaturas como Filosofía, Antropología o Sociología del Plan de Estudios de la Educación Media Superior?

Educar es un proceso vital. Todo lo que nos permite vivir lo aprendemos con los otros, los que viven en nuestro entorno. Yo diría que educar es quizá la práctica más humana y se remonta hasta la prehistoria, antes del desarrollo de la pedagogía y de los sistemas educativos. Desde la comunidad primitiva se cultiva la noción “aprender a” y el lugar donde se aprendía era la vida en colectivo. Con el paso de los años, el crecimiento de los grupos humanos, la construcción de sociedades más amplias y complejas derivó en la conformación de instituciones responsables de la instrucción de las nuevas generaciones.  Las instituciones educativas que hemos creado tienen la trascendente responsabilidad de proveer a la población infantil y juvenil las herramientas para vivir en sociedad de una manera culturalmente apropiada.

La máxima casa de estudios en nuestra sociedad es la universidad. Así ha sido desde hace siglos. A dicha institución se le encomienda nada más, pero tampoco nada menos, formar a quienes tendrán en sus manos la construcción y sostenimiento de la sociedad. Los profesionales del Derecho, de la Salud, de la Economía, de la Historia, de la Arquitectura, de las Artes, de las Humanidades, etc. se forman en la universidad.

El devenir histórico de la universidad le lleva de una génesis gremial a una etapa eclesial para desembocar luego en una vocación humanística y de desarrollo integral del ser humano. En la sociedad actual, las instituciones universitarias dan vida a comunidades académicas y son responsables de la mayor parte del conocimiento socialmente útil. Son instituciones con una alta responsabilidad social, porque en su interior no solo se enseña, se capacita y se fomenta el aprendizaje, sino que se investiga, se aplica y difunde el conocimiento.

La Universidad Autónoma del Estado de México

La Universidad Autónoma del Estado de México, creada hace más de medio siglo como heredera del Instituto Científico y Literario, nace con una ley que le define como un organismo público con personalidad jurídica y patrimonio propios, dotada de plena autonomía en su régimen interior. Dicha Ley fundante define también con claridad su razón de ser: “generar, estudiar, preservar, transmitir y extender el conocimiento universal y estar al servicio de la sociedad, a fin de contribuir al logro de nuevas y mejores formas de existencia y convivencia humana, y para promover una conciencia universal, humanista, nacional, libre, justa y democrática”. Así lo dice en su artículo 2 la Ley de la Universidad Autónoma del Estado de México.

Resulta conveniente recordar esto hoy, porque se nos viene una discusión muy fuerte en torno a un proceso en marcha: la modificación del Plan de Estudios de la Educación Media Superior (la preparatoria) en el que de un plumazo se pretenden desaparecer asignaturas como Filosofía, Antropología o Sociología. Lo cual le aparta totalmente de su naturaleza humanística. Lo que está en juego es el tipo de personas que se estarían formando en sus aulas. Así de simple.

La Ley le asigna a la UAEMex la finalidad de “impartir la educación media superior y superior; llevar a cabo la investigación humanística, científica y tecnológica; difundir y extender los avances del humanismo, la ciencia, la tecnología, el arte y otras manifestaciones de la cultura”. Lo anterior se vuelve difícil de cumplir si desde el nivel preparatoria se priva a los estudiantes de la posibilidad de desarrollar una conciencia de su existir en relación con la otredad, fomentando la tolerancia, la convivencia y el respeto a la diferencia en un marco de igualdad.

Eliminar el pensamiento crítico

Han sido varios, y provenientes de distintos ámbitos, los intentos que en el pasado eliminaron de los contenidos en las escuelas asignaturas vinculadas a las ciencias humanas y sociales. Para algunos sistemas ideológicos, el pensamiento crítico, libre, interesado en el diálogo, en las distintas formas de ser, en el cuestionamiento ético, en la búsqueda de otros horizontes y la escucha de otros puntos de vista resulta incómodo. En un afán por avenirse a criterios técnicos, que utilizan palabras como educación de calidad o competencias, han venido ganando terreno en los niveles básicos de la educación, posturas apartadas de la vocación humanística. Hoy parece tocar a la puerta de la UAEMex ese tipo de posturas.

Es necesario plantear qué se gana y qué se pierde cuando se propone ya no enseñar Filosofía o Antropología a los adolescentes en el bachillerato. Yo veo un grave riesgo de inhabilitar a los estudiantes para ubicarse en el terreno público de la vida. Sus capacidades para ponerse en el lugar del otro, preguntarse por el bien común, por cómo conseguirlo, por el valor de las cosas públicas, por la inclusión de todos en terreno de igualdad, pasan por entender cómo funciona lo social, cómo la cultura nos humaniza y cómo el pensamiento nos permite ejercer la libertad.

Al bachillerato se acude, creo yo, para entender que la sociedad reclama en sus nuevas generaciones integrantes que ayuden a construir mejores condiciones de vida, pero no solo en términos materiales o utilitarios, sino humanos. Los jóvenes se entienden perteneciendo al mundo solo en la medida que toman conciencia de ser artífices de la vida colectiva. Esto se pierde si no les brindamos la oportunidad de ver, en un curso de sociología, por ejemplo, conceptos básicos como acción colectiva. Los estudiantes que salen del bachillerato estarían listos para formarse en una disciplina específica y volverse profesionales de ella, pero ¿qué tipo de profesionista sería el que no ha desarrollado el sentido de la empatía, de la solidaridad o intersubjetividad que puede desarrollar en un curso de antropología?

¿Un nuevo plan de Estudios?

¿Qué tipo de profesionista sería alguien que considera al otro como un mero medio para conseguir los propios fines? ¿Qué tipo de profesional formamos al pedirle que lea, pero no goza de la libertad y autonomía para valorar lo que lee? ¿Puede un profesional de cualquier disciplina ejercer adecuadamente su trabajo si no acepta y respeta la diferencia? Estas son el tipo de preguntas que es necesario hacer cuando se plantea definir el plan de estudios del bachillerato en la UAEMex; y hay muchas más.

Es algo muy trascendente este proceso. No olvidemos que la propia UAEMex oferta licenciaturas en esas áreas que ahora parecen estar en riesgo de desaparecer. ¿Se trata, acaso, de un intento deliberado por debilitar esas licenciaturas y facultades? Privar a los estudiantes de bachillerato de entrar en contacto con disciplinas que podrían ser su destino de formación profesional inevitablemente redundará en una reducción de la matrícula en dichas facultades. Supongo que las mismas y sus comunidades no podrán quedarse calladas ante esto.

Se trata, repito, de llamar la atención sobre algo que tiene consecuencias no solo inmediatas e internas, al nivel de la UAEMex, sino sociales, políticas y culturales a mediano y largo plazo. Ya en otros sistemas educativos de nivel bachillerato han fructificado estos intentos por apartarse del humanismo, pero ¿la UAEMex puede permitirse eso? La propia ley, ya referida, le obliga a “extender los avances del humanismo, la ciencia, la tecnología, el arte y otras manifestaciones de la cultura”. ¿Un nuevo Plan de Estudios puede contravenir este mandato legal que es reflejo del tipo de institución educativa que socialmente queremos? Es pregunta y es para abrir el debate.