Zinacantepec, Estado de México. 16 de agosto de 2019. Desde las primeras horas de la mañana, Carlos Reyes sale a pegar afiches de búsqueda para localizar a Karen Sotelo Martínez, su esposa. La última vez que la vieron fue el 10 de agosto en el Barrio de la Veracruz, del municipio de Zinacantepec.
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El nueve de agosto, Carlos y Karen salieron a dar la vuelta junto con su hija pequeña. Ese paseo duró todo el día y volvieron a su casa en la noche; cenaron y se fueron a dormir. Mientras el sueño los vencía, Karen le dijo a Carlos que el día sábado se reuniría con una amiga muy cercana y que desayunaría con ella; que ella lo mantendría al tanto de lo que hiciera. “También mencionó que el domingo vería a algunos amigos de la universidad porque iban a festejar un cumpleaños”, recuerda su esposo.
Al amanecer del sábado 10 de agosto, Carlos salió a trabajar. La pareja sabía lo que cada uno haría a lo largo de ese día; sin embargo, cuando anocheció, ella no había vuelto a casa y Carlos dejó de recibir mensajes de Karen. Él no quiso preocuparse ya que en otras ocasiones Karen se había quedado en el hogar de la amiga con la que se reuniría.
Entre las nueve y diez de la mañana del domingo, Karen ya no contestó mensajes ni llamada. Ya era necesario levantar un acta en la Fiscalía General de Justicia del Estado de México, pero tenía que esperar 72 horas para hacerlo.
Carlos y su familia solo aguardaron 48 horas y el lunes 12 se presentaron en la Fiscalía para comenzar la investigación. El primer paso fue la publicación del boletín de búsqueda.
Desde entonces la familia de Ana Karen América Sotelo Martínez no ha dejado de pegar boletines de búsqueda, con la esperanza de que alguien les dé algún indicio sobre el paradero de Karen. Los seres queridos de Karen la han estado buscando en hospitales, en la Universidad donde ella estudia, pero no encuentran indicios que los conduzcan a donde ella se encuentra.
“Ya pusimos un altarcito con sus fotos y con una foto de su papá, que murió hace 10 meses”, dice Carlos mientras muestra la mesa en la que lo instalaron. A sus dos hijos, una niña y un niño menores de edad, les han dicho que su mamá está bien, que pronto estará de vuelta.
En los cajones que ocupa Karen, los objetos permanecen intactos: su ropa, sus zapatos, la placha con la que se arregla el cabello. También sus libros aguardan en una repisa de la habitación que comparte con Carlos.
Carlos Reyes es consciente del alto índice de feminicidios y desapariciones que suceden en la entidad mexiquense y que quedan impunes. Debido a eso pide que las autoridades de la Fiscalía hagan su trabajo, no solo por Karen sino también por las demás mujeres que están desaparecidas en diversas zonas del Estado de México.
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Cuando Karen desapareció vestía una blusa de manga corta color lila, un mayón y suéter negros; llevaba zapatos de piso que también eran negros. Si tienes información acerca del paradero de Ana Karen Sotelo, comunícate al número 01 800 89 029 40.
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