Toluca, México; 8 de abril de 2018. Con una extensa trayectoria en materia de seguridad pública, estatal y federal, el almirante Wilfrido Robledo Madrid se ha colocado como uno de los actores más importantes en la historia moderna de México; sin embargo, su nombre es capaz de provocar distintas reacciones al mismo tiempo.
El Estado mexicano siempre lo recordará como el cerebro detrás de importantes operaciones de inteligencia como la liberación del auditorio “Ché” Guevara de la UNAM, entonces ocupada por los huelguistas del Consejo General de Huelga (CGH) a principios de este siglo, o por el rescate de Diego Fernández de Cevallos, siete meses después del secuestro del que fue víctima, en el 2010. Para otros, Robledo Madrid es sinónimo de represión, injusticia, impunidad y corrupción debido a la compra de helicópteros fuera de las normatividades establecidas, así como su involucramiento en Acteal y Aguas Blancas, así como otras represiones en el Estado de México.
El almirante de la Marina Armada de México acompañó a diversas personalidades de la política durante su trayecto hacia la consolidación de una significativa influencia en materia de seguridad tanto pública como interior, y recorrió el Estado Mayor Presidencial, pasó por el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) y creó múltiples dependencias como la Agencia de Seguridad Estatal (ASE), la Agencia Federal de Investigación (AFI) o la Policía Federal Preventiva (PFP).
Robledo provocó, en su momento, una feroz controversia por las severas medidas con las que ejecutó algunas de sus operaciones más salvajes, entre la que destaca la ocurrida en San Salvador Atenco, en 2006.
Hoy, Robledo se encuentra en el retiro político y militar pero no por eso ha dejado de ser importante. “Si AMLO me invita, yo trabajo con él”, dice en esta entrevista.