Los rostros de Edomex: PoliPorkys, Lords, Televisos y Montieles
1.- Días aciagos para Eruviel Ávila.
Su imagen pública, junto con el presupuesto de su ambición presidencial, muy dañada por un escándalo, LordRollsRoyce, que dejó crecer por exceso de pasividad.
No le quitó ni un ladrillo al muro de Donald Trump, el gobierno federal corrigió su error, al tiempo de recibir un mensaje claro por mantenerse "Por la libre".
Está lejos de consolidarse como un referente nacional, incluso en el PRI.
Las noticias -las reales, no la publicidad- exhiben una verdad desoladora.
Cada día que pasa es uno menos para él, y en 10 meses será público el nombre de su sucesor lo que acelerará su pérdida de un vital poder.
2.- El estigma que hace sinónimo de político mexiquense-corrupción tiene nuevas aportaciones.
¿Cuántos Emir, nombre del tragicómico #LordRollsRoyce, siguen enriqueciéndose ávidamente con las arcas públicas?
Depravación y depredación sexual, ¿es exclusiva de los PoliPorkys?
La sociedad expuesta a espeluznantes hechos así.
Con robos, asaltos, feminicidios, violaciones y asesinatos como sello, Edomex es propiedad del hampa.
Pero se casa el exgobernador Arturo Montiel o el alto ejecutivo de Televisa, José Bastón, y se despliegan operativos de seguridad con cientos de policías.
3.- Es fácilmente apreciable una maniobra, siniestra, para desvirtuar un vídeo colocado en redes sociales donde se acusa a dos policías estatales de abusar sexualmente de una menor de edad, el caso conocido como los #PoliPorkys.
Se puso a circular en medios una información en la que la supuesta madre de la víctima niega violación a su hija, "Es su novio y le di permiso", dice un personaje prácticamente anónimo.
Pero la joven es menor de edad, el delito es atroz; la ley prohíbe sexo con menores.
El cerdo que la posee, está uniformado, en horas de trabajo y en instalaciones del sector justicia,
No más daño electoral, parece ser la consigna.
Por esa ruta, en breve, Jean Succar Kuri podría ser encontrar un cargo en el gobierno para atender mejor a los niños.
¡Uf!