Las cifras del Instituto Nacional de Geografía e Informática (Inegi) revelan una realidad que dista mucho de los discursos de las autoridades: seis de cada diez mexicanos se encuentran en la informalidad.
La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) arrojó que durante el primer trimestre del 2017 las tasas de desocupación más altas fueron en Tabasco, con 6.8%; Baja California Sur 4.8%; Coahuila y Tamaulipas, con 4.6% cada una; el Estado de México, con 4.11%; Durango, 4%, y Ciudad de México, Nuevo León y Querétaro, con 3.8% respecto a la PEA.
A pesar de la disminución de los porcentajes del desempleo, el trabajo informal no para en el país; en los primeros tres meses del 2017, todas las modalidades de empleo informal sumaron 29.7 millones de personas, un alza de 1.8% respecto a igual periodo del 2016 y representó 57.2% de la población ocupada; es decir, prácticamente seis de cada 10 mexicanos se encuentran en la informalidad.
El empleo informal añade a la definición de trabajo informal las siguientes categorías: trabajo no protegido en la actividad agropecuaria, el servicio doméstico remunerado de los hogares, así como los trabajadores subordinados que, aunque trabajan para unidades económicas formales, lo hacen bajo modalidades en las que se elude el registro ante la seguridad social.
En términos específicos, 14.2 millones de mexicanos conformaron la ocupación en el sector informal, que se refiere a todas aquellas actividades económicas de mercado que operan a partir de los recursos de los hogares, pero sin constituirse como empresas con una situación independiente de esos hogares, lo que implica un aumento de 3% anual y constituyó 27.3% de la población ocupada (Tasa de Ocupación en el Sector Informal); en tanto, 7.4 millones corresponden al ámbito de las empresas, gobierno e instituciones; 5.8 millones al agropecuario, y otros 2.3 millones al servicio doméstico remunerado.