Afonía del Cicerone

  Yo, árbitro   “Arbitro justo”. “Arbitro, la porra te saluda”. “Ese de negro es….uleeeero”. TE PUEDE INTERESAR Respira Paiva, Toluca FC rescata polémico empate en Monterrey Nunca fui árbitro pero no me faltan ganas de serlo. Después de todo lo que sobre ellos hemos arrojado: insultos, mentadas, aplausos fáciles y difíciles – casi siempre […]

 

Yo, árbitro

 

“Arbitro justo”. “Arbitro, la porra te saluda”. “Ese de negro es….uleeeero”.

Nunca fui árbitro pero no me faltan ganas de serlo.

Después de todo lo que sobre ellos hemos arrojado: insultos, mentadas, aplausos fáciles y difíciles – casi siempre con las dos manos-, han mostrado muchas más dignidad que varios organismos, partidos, políticos, ciudadanos y líderes sindicales.

En un acto de valentía decidieron hacer champurrado el negocio del futbol mexicano, y dignificar la sensatez, el respeto y la condición humana misma.

La historia ya es conocida: durante años les tupimos y se aguantaron. Los últimos partidos, hasta los jugadores – cerebro pequeño, medianamente musculosos y bastantes pesaditos- se dieron a la tarea de faltarle al respeto a los llamados nazarenos y hasta darles sus cachetas guajoloteras por lo que ellos consideraban decisiones erradas.

Los de negro se fajaron bien el shorshito, que ya casi ni es negro, y decidieron que, mientras les sigan faltando al respeto, a ellos y a sus honorables mamacitas, no saldrán a la cancha ni para regar el pasto.

Se enfrentaron al verdadero poder del futbol (el dinero), y se sentaron en su banquita para suspender la feche de juego.

Una muestra de dignidad, de unidad, de respeto que tanto urge en este país.

Yo apoyo y aplaudo – con las dos manos para que sea más sonora mi porra- a estos ciudadanos que demostraron que es posible doblegar los intereses, la irresponsabilidad, la soberbia y la intolerancia.

Qué ganas de que muchos de ellos fueran candidatos a la gubernatura en estas elecciones.

Se imaginan, lectora- lector querido- a un candidato que diga: “Ni maíz. No toco el dinero que me da la autoridad, que es lana del pueblo. Y si me lo dan, ahorita nos lo gastamos entre todos los ciudadanos y comenzamos a crear changarros, a dar microcréditos y ayudar a madres solteras y ancianos para que agarren su segundo aire y le entre al trabajo productivo.

Si no gano, por lo menos en mi cuadra me mirarán con respeto”. 

Creo que es tiempo de que nos volvamos árbitros todos y, dejando a un lado el fastidioso yo, comencemos a pensar en nosotros.

Yo pongo los silbatos y las tarjetas.

Pura roja a los partidos que no han hecho otra cosa que meter autogoles.

Pura roja para políticos rateros, transas, sinvergüenzas que insisten en querer gobernarnos en grupos, por herencia, por designación o porque, los muy parias, no saben hacer otra cosa.

Pura roja para secretarios sin escrúpulos. Para diputados holgazanes, timoratos, vendidos. Para alcaldes sin raíces, compadres en el poder que meten a toda la familia al gasto corriente y nos sangran. Para deportistas tramposos, misóginos, falsos. Para líderes sindicales charros, corruptos, déspotas.

Es hora de ser árbitros, y hacer que comience el verdadero juego, el de los ciudadanos.

 

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