La Taberna del León Rojo

  – “Duerma presidente, duerma buen señor… duerma con dos balas, en el corazón…” – “¿Y por qué la canción, Germán?” – “Marcelino, hay ocasiones en que los recuerdos afloran lentos, pero afloran… es como si quisieran hacerte ver que el mundo es circular, que todo lo que sucede en torno tuyo, antes, después, se […]

 

– “Duerma presidente, duerma buen señor… duerma con dos balas, en el corazón…”

– “¿Y por qué la canción, Germán?”

– “Marcelino, hay ocasiones en que los recuerdos afloran lentos, pero afloran… es como si quisieran hacerte ver que el mundo es circular, que todo lo que sucede en torno tuyo, antes, después, se repite”

Marcelino me mira. Mi respuesta le ha colocado una densa capa de noteentiendo que le purga.

– “Mira, gordo amigo, la cuestión es simple. Ha tiempo me dio por meterme a las cruzadas propias de los que pasan de la pubertad a la edad adulta. Me sentí un guerrillero en potencia, un cantor para quien necesitara aliento, una mano firme para levantar al oprimido y, en ese periplo, me involucre tanto en el dolor ajeno, en el llanto lejano, sin imaginar que esos episodios que sentía tan distantes, empezaran a cercar mi vida”.

– “Es normal. Crecemos con la idea romántica de que estamos en el lugar donde jamás pasará nada malo y, cuando empezamos a creer que nada turbará nuestra dicha, empezamos a mirar en derredor y entendemos que aquello que estaba muy lejano en nuestra imaginaria de hombres jóvenes, siempre ha estado en casa”.

– “Mi querido Marcelino. En este mundo tan cambiante, es difícil ver lo evidente. Y mira que te llevas cada chasco que duelen en el alma. Los otrora camaradas de luchas, los que se escudaban en una guitarra para mentar madres al poderoso, hoy comulgan con el verdugo”.

– “Debes entender una cosa Germán, los hombres cambian, las intenciones se trastocan, los sueños mueren y, ¿qué te parece si en lugar de evocar lo que ya no será, cantamos algo de Julio Numhauser?”.

– “Vale, gordo y festinemos por los muertos, los hipócritas, los que han cambiado y los que no tienen nada que cambiar”.

“Cambia lo superficial, cambia también lo profundo, cambia el modo de pensar, cambia todo en este mundo… Cambia el clima con los años, cambia el pastor su rebaño, y así como todo cambia que yo cambie no es extraño…”