El lugar donde se ubica el Tianguis Aviación-Autopan acusa serios problemas; la zona se ha convertido en un muladar, en un mercado insalubre y degradante. No solamente los días dedicados a la venta se aprecia el abandono, sino toda la semana.
Los problemas, refieren los lugareños, inició con la modernidad que se pregonaba por parte de las autoridades municipales, desde que decidieron cambiar la malla ciclónica para colocar tubos de color verde para delimitar el mercado. Desde ese momento, bolsas de plástico y PET llenaron la zona y, lo que es más preocupante, una amplia área aledaña al zoco.
Las cosechas de los habitantes del Ejido San Mateo de San Pablo Autopan empezaron a perderse. A un lado del Bordo de San Mateo – o conocida como Laguna de San Mateo – se aprecian los daños.
Uno de los lugareños, que solicitó “no fotos”, señala: “antes teníamos patos, ahora ya no. Los que llegan tragan los plásticos y mueren, lo mismo que las borregas.
El señor, curtido por el sol y orgulloso de sus raíces otomís, agrega que las cosechas se han visto afectadas. “Muchas no llegan al año porque les entra la plaga de la palomilla”, la cual es una afectación que acaba con los cultivos, los cuales deben tirarse.
En otras cosechas – señala – entra lo que conocen como “diente de caballo”, que afecta sobre todo al maíz.
Uno de los lugareños, que solicitó “no fotos”, señala: “antes teníamos patos, ahora ya no. Los que llegan tragan los plásticos y mueren, lo mismo que las borregas.
“Son malas las condiciones en esta zona; estos eran campos de cultivo y el bordo estaba limpio, pero desde que cambiaron la malla, las cosas cambiaron. Ahora es un lugar insalubre y, en época de calor, hay muchos moscos”, señala.
Desde hace meses los vecinos de San Pablo Autopan han denunciado las fallas en el manejo de residuos sólidos que se generan al interior del tianguis; cada viernes que se colocan los tianguistas, la basura que se genera no es colocada en lugares adecuados lo que, además de generar severos focos de infección, agrava el problema.
Durante toda la semana, los perros y pepenadores hurgan entre los desperdicios; los primeros tratan de encontrar comida; los segundos, plásticos para vender.
Los desperdicios, fuera de las bolsas, con el viento se esparcen por todos lados, sobre todo hacia la zona del bordo que se ubica atrás del zoco.
En repetidas ocasiones han reportado esta situación, tanto con autoridades municipales como a los administradores del tianguis, sin que se haga nada.
Entre otros de los problemas que registran estos tiraderos clandestinos, está la formación de plagas de animales y los fétidos olores, que, con los rayos del sol, alcanzan a ser percibidos en un radio mayor a 200 metros.
Por si fuera poco, en la zona se carece de drenajes adecuados, por lo que, en tiempo de lluvias, hay severos problemas de encharcamientos; además, los baños públicos están mal ubicados, hay dificultades con el sistema de electricidad y se carece de seguridad.
Los vecinos consideran que se requiere voluntad política, tanto de tianguistas como de las autoridades municipales para rescatar este sitio pero, sobre todo, para dar una imagen digna.





“Los que pasan por aquí y van a Morelia o a Guadalajara, se quedan con una imagen mala, pero parece que ello no interesa a quienes gobiernan”, afirman.
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