De verdad que los equipos norteños provocan envidia de “la buena” por la manera en que han manejado sus equipos en gran parte del nuevo siglo. De estar en el limbo, Monterrey -con un dueño en la cárcel como fue Jorge Lankenau- y Tigres -que incluso bajó de categoría para luego ser rescatado por FEMSA y CEMEX, dos de las empresas más importantes del país, ambas primero en conjunto y luego de forma separada- han invertido fortunas para consolidar a sus equipos, hacerlos ganar títulos y convertirlos a golpe de chequera en obligados candidatos torneo tras torneo.
Gracias a ello, a los entornos de ese regionalismo rampante que comenzó con Don Roberto Hernández (QEPD), con el tiempo esa pasión se convirtió en epidemia con muchísimos colegas en toda la ciudad; algo indescriptible y único. “Regiolandia” es una realidad y no lo digo de forma peyorativa o de burla, sino como un reconocimiento para esa región donde se desayuna, come y cena futbol los 365 días del año.
Ellos viven un mundo aparte, disfrutan el torneo de Liga, pero quizá gozan más el otro torneo, “su” torneo regio. Rayados y Tigres cada semana quieren ganar y estar mejor que su odiado rival. Les vale un cacahuate si América, Chivas o Pumas llegan a estar arriba en la tabla general. Lo que les duele en el alma es si el otro equipo de la ciudad está encima de ellos. Gozan igual con las victorias propias que con las derrotas que sufre su rival, pues llega el tiempo de echar “carrilla”.
Hoy, el campeonato logrado por los Tigres, sumado al cambio de directiva en Rayados, obligó a estos a dar “golpes de chequera” y así fue que trajeron a Canales, al “Tecatito” Corona, dos “bombas” que explotaron antes del cierre del torneo. Eso claro que le viene bien a los regios y también al torneo. De entrada, mediáticamente se le adelantaron a su odiado rival, aunque el balance tendrá que hacerse al final.
MERCADOTECNIA ENGAÑOSA
Les vale lo que piense el mundo chilango de ellos. Saben que no les darán ni las portadas o la difusión que merecen, ya están acostumbrados. No necesitan de nadie para disfrutar como lo hacen de su pasión regia. Si son populares a nivel regional y no nacional no es un tema que les agobie demasiado. A final de cuentas, en los últimos tiempos, esos equipos muy populares se la han pasado viendo las finales por televisión. Mientras que los regionales han estado disputándolas en la cancha y ganándolas como debe ser la obligación de los llamados grandes.
Se han acostumbrado a la mercadotecnia sin sentido, esa que consumirá portadas de la derrota o ridículos constantes de los grandes. Mientras que los triunfos de los equipos regionales van a la página 25 con letras chiquititas porque NO tienen tantos aficionados en el país. Las televisoras, los medios en general solo piensan en la mayoría de sus “clientes”; no ponderan la calidad sobre la cantidad y somos los mismos que nos quejamos cuando no hay un crecimiento deportivo en el país.
COMPARACIONES ODIOSAS
FEMSA y CEMEX parecen estar conformes y disfrutar el fenómeno que provocan en su región. Disfrutan la rivalidad que han provocado, la efervescencia de la afición que se retrata cada quince días llenando el estadio de manera anticipada con la venta anual de abonos.
Eso provoca que muchos aficionados se pregunten por qué ellos sí y otras empresas no. Los aficionados del Mazatlán y el Puebla no logran explicarse cómo una empresa tan poderosa como la que presume en redes Salinas Pliego los tiene con un presupuesto miserable solo para hacer que la caja registradora suene en los “viernes” botaneros de su televisora. Ellos se han acostumbrado, no sueñan con “bombas”, ni con títulos, con que les traigan algún jugador mediano tendrán que darse por bien servidos.
Son empresas sólidas con visiones de manejos del futbol muy diferentes. No es que Tv Azteca NO tenga dinero para contratar “bombazos” y hacer que los aficionados de Mazatlán y Puebla se ilusionen, compren abonos y llenen el estadio cada quince días. Gastar en ello, evidentemente, NO es su modelo de negocio. Tampoco lo es producir jugadores, porque esto ha sido casi nulo en los últimos años. Les podrá doler a los aficionados, pero NO se puede culpar a la televisora, es su negocio, son sus equipos, es su dinero. Y si nosotros utilizamos el nuestro como se nos da la gana, pues ellos también. Es una decisión corporativa.
PUNTO DE EQUILIBRIO
Lo anterior es consecuencia de lo que sucede deportivamente hablando. Puebla, Mazatlán, Querétaro y Necaxa son los equipos que tienen la nómina más baja y se la pasan deambulado en los tugurios de la tabla, salvo alguna temporada de excepción. Por su parte, Rayados, Tigres, América, Chivas, Toluca, Tuzos, Santos y León son equipos con presupuestos muy altos, generalmente acorde a la posición que ocupan en la clasificación general.
“No gastar más de lo que ganas” es una premisa primaria de las finanzas personales y de negocios. Eso significa estar en el punto de equilibrio sin riesgos. Cuando existía el descenso, los equipos de abajo debían hacer grandes esfuerzos de inversión en jugadores para evitarlo y no que NO se devaluara su inversión. Hoy estos no tienen necesidad de hacerlo, no tiene riesgos y la multa es sin problema amortizable. Están en una zona de confort mediocre donde simplemente sobreviven sin competir, sin invertir y sin riesgos importantes. Eso ha abaratado muchísimo la Liga Mx.
No sé cuáles serán sus números actualmente, pero hace dos años los ingresos que obtenía Tigres por la venta anticipada de boletos en abonos eran de 350 millones de pesos anuales; casi la misma cifra que obtenía por la venta de derechos de Televisión, en aquel momento. Eso sumado a la publicidad en estadio, playera, esquilmos y otros le permitían alcanzar los mil millones de pesos anuales de ingresos, que, en teoría, les permitirían tener el equilibrio financiero. Cerca de esa cifra estaba también Rayados.
Los derechos de tv de equipos como Tigres, Rayados están hoy entre los 25 y 30 millones de dólares anuales. Los de Toluca, Tuzos, Cruz Azul, Santos y León, por debajo de ellos. Solo Chivas y América superan en cifras a los regios sin problemas dada la popularidad que tienen, lo cual lo hace explicable. Los equipos de abajo como Juárez, Querétaro y otros solo alcanzaban entre los 10 y 13 millones de dólares por temporada, más bonos.
SECRETOS DE CONFESIÓN
Al NO ser dinero público es casi un secreto de confesión la manera en que estas instituciones privadas operan sus finanzas. Porque NO están obligadas a transparentar públicamente ni sus inversiones, ni tampoco sus gastos. Por ley, sus declaraciones fiscales no se ventilan públicamente y sus contadores deben hacer malabares muy importantes para ajustarlas de manera adecuada y no ser descubiertos en alguna maroma ante el SAT, como recientemente le sucedió a Orlegui. Lo acusan de haber utilizado empresas fantasmas y hasta un sindicato para pagar sueldos, según reporto el diario Reforma, hace unas semanas.
Los candados fiscales se han endurecido de manera importante en los últimos años y, aún así, algunos han encontrado la manera de evitarlos. En el siglo pasado, lo que sucedía financieramente con la administración de algunos equipos era terrorífico en medio de una impunidad rampante con el contubernio de las autoridades federales evadiendo miles de millones de pesos de manera flagrante.
NEGOCIO FISCAL
Cuenta la leyenda que, en los 70 u 80, los equipos poderosos y algunos otros, además de manejar una doble o triple contabilidad, inflaban en demasía sus gastos operativos y de nómina. Un exdirectivo que manejó aquellas finanzas nos relató cómo era el “modus operandi”; “Antes eso era muy simple, Fantasma. Pongamos un ejemplo, a tu jugador estrella le pagabas realmente 500 mil pesos mensuales; eso lo llevabas con una contabilidad, con otra inflabas ese salario hasta un millón o dos”.
Ese dato me sorprendió y pregunte: “¿inflar sueldos o nómina? ¿Como para qué?” Mi interlocutor me respondió con una sonrisa burlona: “Para no entrar en detalles específicos y me entiendas, la nómina real que pagábamos era, supongamos, de 5 millones mensuales. Ese dinero sí lo pagábamos, sí lo gastábamos. Pero en la otra contabilidad, la que presentábamos en libros ante Hacienda, era con gastos y sueldos ya inflados por 25 millones de pesos. ¿Qué pasaba entonces? Pues como dependíamos o éramos filial de una “empresotota” esta la absorbía reportando como pérdida esos 25 millones de pesos, cuando realmente lo que “perdíamos” eran cinco millones de pesos. Fiscalmente la empresa ganaba 20 millones de pesos mensuales al deducirlos, mantener el equipo salía gratis y mira que te estoy dando un ejemplo leve. El futbol era un negocio fiscal inmenso, sin control y sin candados, que operó durante muchos años”.
¿TERMINÓ EL NEGOCIO?
“¿A poco ahora ya NO sucede lo mismo?”, pregunte. A lo que respondió- no sin antes soltar la carcajada-: “Nada que ver con lo que hacíamos antes. ¡Nada que ver! No digo que no suceda ahora, seguramente se hace, pero es mucho más complicado. Hoy tienes que hacer toda una sofisticada ingeniería fiscal, las facturas están atadas a tus cuentas bancarias. Hoy el SAT sabe cuánto entra, cuánto sale, de dónde y a dónde de tus cuentas bancarias, incluso las personales. En los 80, los ingresos o egresos NO estaban obligados a estar bancarizados, ni ligados. El SAT no sabía cuánto te entraba o salía, a menos que te investigara, lo cual nunca sucedió. El fut era el circo del pueblo, era intocable fiscalmente, reportábamos lo que queríamos”.
“Ese era el negocio. El pago de derechos de televisión que recibíamos eran una miseria, se vivía de las taquillas y de lo que deducíamos. Los ingresos en taquilla eran en efectivo, pagamos muchas veces en efectivo, sin factura, con un recibo simple. No había rastro. Además, los sueldos de los jugadores antes e incluso hoy son intangibles, no están regulados. Deben de ganar el mínimo, pero no tienes un máximo permitido, esa era una ventaja. Hoy tienes que hacer milagros para esconder o triangular ingresos, y si te llega una auditoria en serio te van a atrapar. Todo está bancarizado. Hoy tienes que operar de manera muy distinta”.
Esta historia tiene sentido. Hoy es casi imposible encontrar datos gubernamentales o reportes en los medios de la época de alguna auditoria o embargos fiscales importantes a algún equipo de futbol de las décadas de los 70, 80 y 90. Hoy, de vez en vez, por consigna o por errores administrativos, hay reportes fiscales sobre adeudos de equipos, juicios abiertos. Antes leer sobre esos temas era casi imposible. Los dueños de clubes eran intocables.
LOS REGIOS DE ANTES
Hoy el futbol ha cambiado para las empresas. No pueden hacer grandes inversiones para hacer negocios fiscales como nos aseguran que sucedió en el pasado. Hoy el negocio en sí es el futbol mismo; los derechos de televisión, la publicidad y sus entornos. Antes y actualmente las empresas saben que “los golpes de chequera” para contratar jugadores no son garantía para la obtención de títulos, solo sirven para aumentar las posibilidades de conseguirlo.
El fenómeno que hoy se vive con los regios no es nuevo. En el siglo pasado, la Universidad de Guadalajara invirtió fortunas sin lograr ningún título de liga. Solo llegó a dos finales. Su franquicia, que le compró al Torreón, le costó 3 millones de pesos. Y compró al arquero Nacho Calderón, por esa misma cantidad de dinero, ¡tres millones de pesos! Algo que fue histórico. El “equipo que nació grande”, como lo bautizó el gran Ángel Fernández, compró a lo mejor del futbol mexicano, sin recato alguno y con dinero público. Santoyo, Nájera, Guillen, Anguiano, Chavarín, “Chepe” Chávez y a un pokar de brasileños espectaculares, Roberto Da Silva, Belarmino de Almeida “Nene”, Eusebio y Jair de Jesús Pereira.
En esa misma época el Atlante con el IMSS dilapidó fortunas del erario trayendo a cracks de todos lados. Lato, “Ratón” Ayala, Moses, La Volpe, Vázquez Ayala, Cabinho, Anguiano, etc. y tampoco pudo ser campeón. Llegó a una final que perdió con Tigres. Las super Chivas de Martínez Garza, que acapararon lo mejor del mercado nacional, solo pudieron coronarse una vez.
No son muchos los equipos que a golpe de chequera han querido ser campeones y lo han logrado. Eso sería demasiado simple y afortunadamente no es así. “Don Billete” no es garantía de títulos, pero aún sin serlo lo que divierte e ilusiona a su afición es recorrer con su equipo y sus “bombas” el camino de la liga esperando ser campeones. Mientras que sus detractores esperan que no lo logren para así echarles en la cara su fracaso. ¿De qué lado le gustaría estar a usted?
“El dinero no puede comprar la felicidad, pero seguro que te conseguirá una mejor clase de recuerdos”, Ronald Reagan