Cada quien su huella (de carbono)

Cada quien su huella (de carbono)
Las emisiones que genera el vuelo de un multimillonario al espacio “superan las que producirá una de las mil millones de personas más pobres del planeta a lo largo de toda su vida

La semana pasada se celebró en Glasgow, Escocia, la versión 26 de la Cumbre Anual que realiza la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (conocida por las sigas COP, que significan Conferencia de las Partes). Se trata del encuentro global en el que cada año se reúnen la mayoría de los países del mundo para establecer los lineamientos a seguir de cara al cambio climático y la adaptación a sus (cada vez más severos) impactos. Los acuerdos que se firman en este encuentro, por parte de los líderes mundiales, se convierten en un signo de lo que la política se dice dispuesta a hacer por solucionar los problemas ecológicos. Casi siempre hay una sensación de que no se toman medidas serias, trascendentes, que satisfagan a todos. Por esta razón muchas organizaciones no gubernamentales realizan su evento paralelo y señalan la falta de compromiso por parte de los líderes mundiales.

Este año, por ejemplo, en redes sociales se criticó agriamente que la mayoría de los presidentes acudieron al encuentro en sus jets privados (un total de 400) y/o en caravanas de vehículos. Lo cual es paradójico, pues la contaminación generada por el uso de combustible de dichos vehículos parece ir absolutamente en sentido contrario al espíritu de la reunión. Como quiera que sea, se anunciaron algunos acuerdos, se fijaron varios compromisos, aunque como casi siempre los países más importantes del mundo se negaron a firmar varios de ellos. Es algo que se reitera año con año en la COP.

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Pero, al margen de lo ocurrido en ese evento de “alto nivel”, es evidente que al problema del cambio climático contribuimos todos. Cada uno de nosotros, a partir de su rutina diaria, contribuye, en mayor o menor medida, a la emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI), sí, esos que tienden a incrementar la temperatura del planeta. Entre los GEI, el que tiene un impacto más penetrante es el dióxido de carbono (CO2), luego le siguen el metano y el óxido nitroso. A partir de la medición que se puede hacer respecto a la cantidad de estos GEI que genera una persona, un grupo, una organización, una empresa o toda una industria es como se estima la llamada “huella de carbono”. Así es, una métrica ambiental que ayuda para darnos cuenta de en qué medida contribuimos al calentamiento global (aunque no sea una medida precisa ni exista una única manera de emplearla).

En el caso específico de las personas, la estimación de su huella de carbono tiene como datos principales sus patrones de consumo y sus posesiones: el tipo de combustible que emplea en casa, el uso de dispositivos como celulares, tabletas, consolas de videojuegos o televisión, el medio de transporte que utiliza habitualmente, el consumo de carne, el uso de desechables y varios factores de este tipo. Uno puede hacer un cálculo de ello y estimar el volumen (en kilogramos o toneladas) con el que está contribuyendo a las emisiones. Incluso en una plataforma habilitada por Greenpeace (https://n9.cl/5skmf) le mencionan a la tala de cuántos árboles equivale ese volumen de GEI generados anualmente.

Pero, como ocurre en todos los órdenes de la vida, “hay niveles” en la huella de carbono. En un muy reciente estudio elaborado por el movimiento internacional Oxfam, se afirma que “para el año 2030 la huella de carbono del 1% más rico del planeta será 30 veces superior a la media compatible con el objetivo recogido en el Acuerdo de París de limitar el calentamiento global a 1,5 °C”. Dicho en otras palabras, un grupo muy privilegiado de habitantes estarán dejando una huella de carbono muy por encima de lo que tendríamos que estar permitiendo a cada persona para dentro de una década (el compromiso era que cada habitante generara un promedio de 2,3 toneladas de CO2 al año).

Parece que una pequeña élite tiene un pase libre para contaminar todo lo que quiera.

El estudio analiza las emisiones de la población global y los diferentes grupos de ingreso como si fueran un único país y concluye que, para 2030 la mitad más pobre de la población mundial seguirá produciendo emisiones muy por debajo de los niveles requeridos para no superar 1,5 °C. En tanto, las emisiones del 1 % y 10% más ricos serán 30 y 9 veces superiores a los niveles requeridos, respectivamente.

Tras presentarse el estudio, Nafkote Dabi, especialista en políticas sobre cambio climático de Oxfam, dijo que las emisiones que genera el vuelo de un multimillonario al espacio (como lo hiciera recientemente Jeff Bezos, el dueño de Amazon) “superan las que producirá una de las mil millones de personas más pobres del planeta a lo largo de toda su vida. Parece que una pequeña élite tiene un pase libre para contaminar todo lo que quiera. Estas enormes emisiones son la causa de los fenómenos meteorológicos extremos que se están produciendo en todo el mundo y que ponen en peligro el objetivo global de limitar el calentamiento del planeta. Solamente las emisiones del 10% más rico podrían hacer que superásemos el límite fijado en los próximos nueve años. Esto tendría consecuencias catastróficas para algunas de las personas más vulnerables de la Tierra, que ya sufren tormentas mortales, además de hambre y pobreza”.

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Lo que confirma este estudio (se puede consultar en: https://n9.cl/5ldsp) es que el calentamiento global, la crisis climática en medio de la cual estamos, no es necesariamente el resultado de los patrones de consumo y estilo de vida de la mayoría de habitantes en el planeta, sino que está más relacionada con “el exceso de emisiones de una pequeña élite, la más rica del planeta”. Y, por esta razón sugiere, a manera de conclusión a la luz de la evidencia recabada por el estudio, que “para acabar con esta desigualdad en las emisiones para el año 2030, es necesario que los gobiernos dirijan sus medidas a los más ricos, quienes más contaminan. Las crisis climática y de desigualdad debe abordarse de forma conjunta”.

Le invito, amable lector, a que realice el ejercicio de calcular su huella de carbono y actuar en consecuencia.