Dibujos de amor y lucha: Historias de padres que buscan justicia por sus hijas en México

Dibujos de amor y lucha: Historias de padres que buscan justicia por sus hijas en México
¿Quién no añora y sigue esperando uno de esos trazos?, sobre todo cuando el artista ya no está.

¿Cómo no recordar los dibujos que un hombre recibe como regalo el Día del Padre? Aquellos trazos imperfectos, llenos de colores, de formas irregulares y de cariños. Árboles pequeños, animales de colores, personas más altas que una misma casa; niños y niñas hechos con dibujos de palo que le dan la mano en el papel a sus primeros superhéroes que en el mundo real les llaman papá.

¿Quién no tiene presente alguna de esas obras hechas con crayolas que terminan en alguna oficina o en la puerta del refrigerador? ¿Quién no añora y sigue esperando uno de esos trazos?, sobre todo cuando el artista ya no está.

La historia de estos dibujos ocurre en primavera y se delinea sobre el mapa de la República Mexicana. Comienza en un poblado del Estado de México, en la comunidad de Tilapa perteneciente al municipio de Santiago Tianguistenco.

Una raya roja la lleva hasta Apodaca, en el estado de Nuevo León, para luego terminar bordeando la frontera en Ciudad Juárez, Chihuahua, desde donde salta una lluvia de puntos rosas hacia el resto de las entidades. 

Los personajes son tres padres que no se conocen entre sí, pero van en el mismo barco, aunque antes cayeron cada uno de su propio velero, cuando entendieron de cerca lo que era un feminicidio o una desaparición forzada.

El crecimiento, la justicia y la paz son el destino. El combustible y motivación que llevan consigo sus hijas o el recuerdo de ellas: Ameyali, Debanhi y Esmeralda.

La transformación fue la misión que el destino les asignó desde que se convirtieron en padres. Y para entender el sacrificio deberán cuestionarse y replantearse todo aquello que creen sobre lo que significa ser hombre.

20 rosas en abril

Miguel Alvarado es un albañil originario de Santiago Tianguistenco quien vivía con su esposa y cinco hijos. Al estar en una sociedad machista creció con ideas tradicionales sobre la masculinidad, donde el hombre tiene que ser el proveedor y protector de la familia.

La tarde del Viernes Santo de este año, Ameyali, su única hija, salió de casa para presenciar las representaciones de la fecha. Pero sus padres no supieron más de ella, hasta diez días después, cuando fue hallada muerta y con signos de violencia en un paraje del municipio de Xalatlaco.

Miguel tenía sueños para Ame, como conocían a la joven, quería que regresara a la escuela, que tuviera una fiesta de 18 años, que se casara y tuviera hijos. Pero la joven de 17 años solo anhelaba que su padre le regalara 20 rosas como escuchaba en una canción de los Ángeles Azules.

El señor Miguel se arrepiente de nunca haberle dicho “te quiero” a su hija. Antes pensaba que los feminicidios solo ocurrían en las grandes ciudades, pero luego de las marchas y manifestaciones que organizaron las amigas de Ame para exigir justicia, aprendió que la violencia de género está presente en todo el país. Hoy quiere ser un padre distinto con sus otros hijos.

Lee la historia completa: “Nunca le dije te quiero”, la historia de Miguel, padre de Ameyali, víctima de feminicidio en Santiago Tianguistenco

Las estrellas y una carretera

Mario Escobar se convirtió rápidamente en un referente de la lucha por exigir justicia en casos de feminicidios en México, cuando a través de los medios y redes sociales los mexicanos vieron todo el esfuerzo que puso por encontrar a su hija Debanhi cuando estuvo desaparecida en abril de 2022.

Tras hallarla muerta en una cisterna, Mario aprendió cómo funciona el sistema de justicia en México; la misma fiscalía de su estado filtró información sensible del caso. Luego, autoridades federales se hicieron cargo de la investigación, aunque hasta el momento no le han entregado avances significativos.

En más de un año que lleva de lucha, Mario no ha estado solo, colectivos feministas, mujeres, jóvenes y otras víctimas lo han arropado y también incluyen el nombre de Debanhi en sus manifestaciones. 

Aunque aceptó tomar el estandarte de lucha contra los feminicidios y tiene a la resiliencia como aliada, no puede hablar aún sobre lo que le provoca la ausencia de su hija.

Lee la historia completa: Una voz que clama justicia por su hija y otras víctimas, el padre de Debahni Escobar

“No me olviden, falto yo”

El señor José Luis Castillo lleva 14 años buscando a su hija Esmeralda, quien desapareció en Ciudad Juárez, en 2009. Desde que empezó su búsqueda se cubrió con una lona color rosa que lleva el rostro de la joven. 

Así ha recorrido su natal Chihuahua y otros estados de la República, no falta a ninguna marcha, tampoco falta cada año al sitio donde desapareció Esmeralda para llevar flores. 

Chicas de diferentes edades ya lo conocen y lo hacen parte de sus protestas, incluso bloques separatistas de las marchas feministas lo abrazan y le expresan su solidaridad. 

El mayor miedo de José Luis es morir sin encontrar a su pequeña, pero tiene la confianza que las mismas mujeres con las que marcha continuarán exigiendo justicia por él. 

Después de más de una década de lucha, el señor de 62 años se da la libertad de llorar, sentir miedo y expresarlo; es atento con su esposa y nietos. A todas las marchas que acude lleva consigo una bolsa de diamantina rosa para esparcir entre los asistentes como símbolo de unión. Sabe que la lucha por exigir justicia no tiene género ni preferencia sexual.

Conoce la historia en: “No me olviden, falto yo”, la historia de José Luis, padre de Esmeralda, víctima de desaparición