La fría indiferencia del gobierno, así sobreviven Yesenia y su familia al invierno

"El trabajo es muy duro, hace mucho frío cuando llueve, pero él tiene que sacar sus horas del día para que le paguen”, explicó Yesenia

En las faldas del Nevado de Toluca –a 3 mil 531 metros sobre el nivel del mar– se ubica la comunidad que vive a mayor altura en México. Ahí distintas familias, como la de Yesenia, sobreviven a temperaturas de hasta -5 grados. Lo hacen en casas de madera y cartón que son calentadas con leña, con escasos ingresos y apoyos del gobierno.

En la comunidad de Raíces, entre caminos de tierra y rocas, se encuentra la vivienda de Yesenia Álvarez. Ahí sus tres pequeñas hijas juegan, mientras ella lava la ropa en su lavadero, aprovechando del “buen clima” de 6 grados centígrados.

Se trata de una familia jornalera que sobrevive al invierno trabajando en la cosecha de papas y avena, es decir, ganan 150 pesos diarios.

“Se va uno temprano a cortarla [la papa], mi esposo se va a las 8, llega a las 5. El trabajo es muy duro, hace mucho frío cuando llueve, pero él tiene que sacar sus horas del día para que le paguen”, expresó, mientras recordaba la difícil situación que siguen atravesando, luego de la pandemia y la inflación más alta de las últimas décadas.

“Nos está dando muy fuerte [la crisis económica] porque el sueldo es muy bajo y la comida es muy cara. Subieron los alimentos (…) lo que me gastaba en 100 pesos, ahora me gasto 200 al día para hacer de comer. Es muy caro todo”.

Y es que pese a los altos costos de la vida, Yesenia solo recibe un apoyo que de acuerdo con su testimonio le llega de manera irregular: “solo tengo el del Bienestar, pero tardan mucho en darlo, 1600 pesos para 4 meses”.

Pero los aumentos no esperan, en la comunidad la tortilla subió casi 4 pesos en un mes. La verdura también subió y “de carne ni hablamos porque la consumimos muy poco”, señala Yesenia.

A esto se suman los gastos escolares, pues la familia paga cuotas por los desayunos de sus hijas, además del mantenimiento de la escuela.

Viviendas deterioradas

De acuerdo con el Censo del 2020, Raíces tiene una población de 768 habitantes que tienen un grado promedio de escolaridad de 7.75 años. Esto significa que la mayoría de la población no rebasa la educación secundaria. Además, casi la mitad de habitantes carecen de afiliación a un servicio de salud y de las 166 viviendas habitadas solo 76 tienen refrigerador; 14, microondas; 90, lavadora y 9 tienen computadora, mientras que la señal telefónica es escasa.

La cocina y el cuarto de Yesenia y su familia están separados por una división de cobijas. El techo es de cartón y madera, mientras que dos de sus paredes están hechas con block que el gobierno le entregó hace 7 años, con la promesa de que se le entregaría un cuarto completo; sin embargo, la obra no se concluyó.

En estas condiciones la familia tiene que enfrentar el invierno. Evitando que no se formen goteras en la casa y aislándose, en la medida de lo posible, del frío, con la leña que queman al interior de la cocina.

En la comunidad hay expresiones de rechazo hacia quienes padecen la pobreza, pues reproducen estigmatizaciones como “no quieren trabajar”. Sin embargo, Yesenia está convencida de que deben trabajar diario en las peores condiciones, porque de lo contrario no tendrían para comer.

Por esta razón, lanza un mensaje a las autoridades:

“Que se fijen en las comunidades, en los pueblos, a nosotros nos pega más porque desgraciadamente no tenemos estudio. Vamos para abajo y no nos dan un trabajo porque no hay estudios. Si quiera que nos vinieran a enseñar algo, un taller a las señoras, como en San Juan de las Huertas, como mermeladas. Aquí por ejemplo hay mucho turista por el volcán, nosotros podríamos vender algo y con eso ayudarnos, no queremos que nos den todo”.

El empleo apenas es uno de los problemas que la familia enfrenta a diario, falta de servicios de salud y agua potable también afectan su situación.

“Aquí el problema es que nos vienen a ver cuando hay elecciones, cuando hay un candidato, luego ni se acuerdan de nosotros. Que se concentren en la gente humilde, no vivimos tan mal, pero tenemos muchas necesidades, uno va al día. Nosotros somos campesinos y tratamos de darle lo mejor a nuestros hijos”, concluye.