Así se hacen los chismes, diría la tía. En la conversación política mexiquense, como Penélope, se desteje de noche lo que se teje de día. El sesudo razonamiento de actualidad es que el diseño fue hecho para que el PRI mantenga Coahuila y entregue el Edomex. Por eso –argumentan– “Juntos Haremos Historia” se dividió en la tierra de los Moreira; Morena va por su lado, PT y Verde también. Todo lo contrario sucede en el imperio Atlacomulco. Como dirían en el manicomio, cada loco con su tema. Veremos.
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Se equivocan quienes con desdén evalúan el potencial de la maestra Delfina. La candidata de Morena es una excelente candidata que representa muy bien a la 4T, a AMLO y, por su puesto, los anhelos sociales de cambio. No será elocuente ni de retórica excelsa, pero Delfina es desde 2017 la candidata del pueblo, de los desposeídos, de los morenos.
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Hasta ahora no se ve, ni se ha visto, en las calles, entre la gente el apoyo que panistas, perredistas y aliancistas han ofrecido a la precandidata Alejandra del Moral. Su base es, hasta ahora, solo de priistas. El PAN no es un partido de muchos militantes, menos PRD o NAEM. Se nota.
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Esta semana se harán públicas las encuestas electorales correspondientes a enero. Son las primeras mediciones con las precandidatas en campaña. La gran noticia podría ser el cambio en las tendencias presentando a Alejandra hacia arriba y Delfina manteniéndose sin cambio al frente.
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Todos se preguntan qué está pasando en MC y los porqués de su inactividad dando ventaja a sus contrincantes. La lógica naranja es la de esperar y cachar, convertirse en receptáculo de panistas y priistas en desacuerdo con la alianza. Su cálculo es de hacer más sin hacer nada. Acción pasiva en favor de “Va por el Estado de México”. Que no se vayan a Morena sería su reto.