Felipe Cazals no piensa en el retiro 

Querida por unos y criticada por otros, es como se puede describir la cinematografía de Felipe Cazals, quien a sus casi ocho décadas de vida aseguró que su pasión lo lleva a continuar en la búsqueda de nuevas historias que puedan confrontar la realidad, por lo que ni pensar en un retiro. "No me retiro […]

Querida por unos y criticada por otros, es como se puede describir la cinematografía de Felipe Cazals, quien a sus casi ocho décadas de vida aseguró que su pasión lo lleva a continuar en la búsqueda de nuevas historias que puedan confrontar la realidad, por lo que ni pensar en un retiro.

"No me retiro porque de esto vivo", afirmó el cineasta, quien con su mirada fílmica ha dejado huella en la cinematografía nacional, siendo un referente para las nuevas generaciones del ramo.

Casi cinco décadas de trabajo respaldan la carrera de Cazals, quien se ha distinguido por ser un hombre de carácter y comprometido con el arte del celuloide, desde sus inicios.

"Siempre debe haber una actitud, ya que eso ha hecho válido nuestro cine", dijo el realizador, quien confía que el cine nacional continúe teniendo valiosas propuestas que conserven el espíritu, no sólo creativo, sino reflexivo.

"Para mí es importante esta parte crítica y reflexiva de los trabajos, más que la técnica, ya que considero que el arte del cine va más allá", expresó Cazals.

Más de una treintena de películas y una reputación envidiable dan cuenta de la historia del realizador, quien inició su aventura en el cine en 1965 con el cortometraje "Que se callen", pero fue hasta 1970 cuando logró hacer su primer largometraje, sin imaginar que se convertiría en uno de los referentes de la cinematografía nacional, por su cine crítico y denuncia social.

Hombre de pocas palabras, pero seguro de sí, es como se describe la personalidad del maestro Cazals, quien poco le gusta mirar hacia atrás y no porque no le agrade su oficio, sino porque es un hombre demasiado estricto con su propuesta fílmica.

"‘El apando' y ‘Canoa' no son mis películas favoritas, aún hay cosas que no me gustan cuando las veo, soy quisquilloso con mi cine", afirmó el realizador, cuyos inicios fueron en la década de los 70 con la cinta "Emiliano Zapata", protagonizada por Antonio Aguilar.

"De todas mis películas me hago responsable, porque son como los hijos, todas tienen cualidades diferentes", comentó el cineasta, quien también filmó cintas controvertidas, ya que a pesar de ser éxitos taquilleros, los expertos las menospreciaban, como fue el caso de "Rigo es amor" o "Burbujas de amor".

"Esto no es un oficio, es una profesión y quien diga que tuvo que hacer esto y se arrepiente, miente, porque le pagaron, además las obras llevan mi nombre", comentó el cineasta, quien también ha dejado huella con sus filmes históricos que narran importantes pasajes del país.

Cintas como "Su alteza serenísima", "Chicogrande" y "Las vueltas del Citrillo" han cobrado vida y aunque no son los éxitos de taquilla, el mismo Cazals destacó que en su profesión no cabe el arrepentimiento, sino el pensar que pudieron ser mejores.

"Hacer una película no es sólo hacer un registro o documental, uno tiene que ir a la posición crítica, que esa han hecho los cineastas de la época de los 70, de la mi generación", dijo el director, quien ha sido distinguido con el Premio Nacional de Ciencias y Artes, Ariel de Oro, así como la Medalla Salvador Toscano.

Paul Leduc y Arturo Ripstein son parte de la generación de cineastas en la que se desenvolvió Cazals, quien aún persigue historias para contar y no revela por anticipado sus planes.

Querida por unos y criticada por otros, es como se puede describir la cinematografía de Felipe Cazals, quien a sus casi ocho décadas de vida aseguró que su pasión lo lleva a continuar en la búsqueda de nuevas historias que puedan confrontar la realidad, por lo que ni pensar en un retiro.

 

"No me retiro porque de esto vivo", afirmó el cineasta, quien con su mirada fílmica ha dejado huella en la cinematografía nacional, siendo un referente para las nuevas generaciones del ramo.

 

Casi cinco décadas de trabajo respaldan la carrera de Cazals, quien se ha distinguido por ser un hombre de carácter y comprometido con el arte del celuloide, desde sus inicios.

 

"Siempre debe haber una actitud, ya que eso ha hecho válido nuestro cine", dijo el realizador, quien confía que el cine nacional continúe teniendo valiosas propuestas que conserven el espíritu, no sólo creativo, sino reflexivo.

 

"Para mí es importante esta parte crítica y reflexiva de los trabajos, más que la técnica, ya que considero que el arte del cine va más allá", expresó Cazals en una breve charla con Notimex.

 

Más de una treintena de películas y una reputación envidiable dan cuenta de la historia del realizador, quien inició su aventura en el cine en 1965 con el cortometraje "Que se callen", pero fue hasta 1970 cuando logró hacer su primer largometraje, sin imaginar que se convertiría en uno de los referentes de la cinematografía nacional, por su cine crítico y denuncia social.

 

Hombre de pocas palabras, pero seguro de sí, es como se describe la personalidad del maestro Cazals, quien poco le gusta mirar hacia atrás y no porque no le agrade su oficio, sino porque es un hombre demasiado estricto con su propuesta fílmica.

 

"‘El apando' y ‘Canoa' no son mis películas favoritas, aún hay cosas que no me gustan cuando las veo, soy quisquilloso con mi cine", afirmó el realizador, cuyos inicios fueron en la década de los 70 con la cinta "Emiliano Zapata", protagonizada por Antonio Aguilar.

 

"De todas mis películas me hago responsable, porque son como los hijos, todas tienen cualidades diferentes", comentó el cineasta, quien también filmó cintas controvertidas, ya que a pesar de ser éxitos taquilleros, los expertos las menospreciaban, como fue el caso de "Rigo es amor" o "Burbujas de amor".

 

"Esto no es un oficio, es una profesión y quien diga que tuvo que hacer esto y se arrepiente, miente, porque le pagaron, además las obras llevan mi nombre", comentó el cineasta, quien también ha dejado huella con sus filmes históricos que narran importantes pasajes del país.

 

Cintas como "Su alteza serenísima", "Chicogrande" y "Las vueltas del Citrillo" han cobrado vida y aunque no son los éxitos de taquilla, el mismo Cazals destacó que en su profesión no cabe el arrepentimiento, sino el pensar que pudieron ser mejores.

 

"Hacer una película no es sólo hacer un registro o documental, uno tiene que ir a la posición crítica, que esa han hecho los cineastas de la época de los 70, de la mi generación", dijo el director, quien ha sido distinguido con el Premio Nacional de Ciencias y Artes, Ariel de Oro, así como la Medalla Salvador Toscano.

 

Paul Leduc y Arturo Ripstein son parte de la generación de cineastas en la que se desenvolvió Cazals, quien aún persigue historias para contar y no revela por anticipado sus planes.

Querida por unos y criticada por otros, es como se puede describir la cinematografía de Felipe Cazals, quien a sus casi ocho décadas de vida aseguró que su pasión lo lleva a continuar en la búsqueda de nuevas historias que puedan confrontar la realidad, por lo que ni pensar en un retiro.

"No me retiro porque de esto vivo", afirmó el cineasta, quien con su mirada fílmica ha dejado huella en la cinematografía nacional, siendo un referente para las nuevas generaciones del ramo.

Casi cinco décadas de trabajo respaldan la carrera de Cazals, quien se ha distinguido por ser un hombre de carácter y comprometido con el arte del celuloide, desde sus inicios.

"Siempre debe haber una actitud, ya que eso ha hecho válido nuestro cine", dijo el realizador, quien confía que el cine nacional continúe teniendo valiosas propuestas que conserven el espíritu, no sólo creativo, sino reflexivo.

"Para mí es importante esta parte crítica y reflexiva de los trabajos, más que la técnica, ya que considero que el arte del cine va más allá", expresó Cazals en una breve charla con Notimex.

Más de una treintena de películas y una reputación envidiable dan cuenta de la historia del realizador, quien inició su aventura en el cine en 1965 con el cortometraje "Que se callen", pero fue hasta 1970 cuando logró hacer su primer largometraje, sin imaginar que se convertiría en uno de los referentes de la cinematografía nacional, por su cine crítico y denuncia social.

Hombre de pocas palabras, pero seguro de sí, es como se describe la personalidad del maestro Cazals, quien poco le gusta mirar hacia atrás y no porque no le agrade su oficio, sino porque es un hombre demasiado estricto con su propuesta fílmica.

"‘El apando' y ‘Canoa' no son mis películas favoritas, aún hay cosas que no me gustan cuando las veo, soy quisquilloso con mi cine", afirmó el realizador, cuyos inicios fueron en la década de los 70 con la cinta "Emiliano Zapata", protagonizada por Antonio Aguilar.

"De todas mis películas me hago responsable, porque son como los hijos, todas tienen cualidades diferentes", comentó el cineasta, quien también filmó cintas controvertidas, ya que a pesar de ser éxitos taquilleros, los expertos las menospreciaban, como fue el caso de "Rigo es amor" o "Burbujas de amor".

"Esto no es un oficio, es una profesión y quien diga que tuvo que hacer esto y se arrepiente, miente, porque le pagaron, además las obras llevan mi nombre", comentó el cineasta, quien también ha dejado huella con sus filmes históricos que narran importantes pasajes del país.

Cintas como "Su alteza serenísima", "Chicogrande" y "Las vueltas del Citrillo" han cobrado vida y aunque no son los éxitos de taquilla, el mismo Cazals destacó que en su profesión no cabe el arrepentimiento, sino el pensar que pudieron ser mejores.

"Hacer una película no es sólo hacer un registro o documental, uno tiene que ir a la posición crítica, que esa han hecho los cineastas de la época de los 70, de la mi generación", dijo el director, quien ha sido distinguido con el Premio Nacional de Ciencias y Artes, Ariel de Oro, así como la Medalla Salvador Toscano.

Paul Leduc y Arturo Ripstein son parte de la generación de cineastas en la que se desenvolvió Cazals, quien aún persigue historias para contar y no revela por anticipado sus planes.
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