Para evitar más saqueos, como los que se produjeron tras el paso de Odile, varios cabeños se organizaron en autodefensas para patrullar los comercios y viviendas, ante los rumores y el vacío de las autoridades de seguridad, según el Peninsular Digital y La Jornada.
Al mismo tiempo que la Policía Federal, integrantes del Ejército y de la Secretaría de Marina acordaban la estrategia de seguridad con las autoridades locales, habitantes de las colonias de San José del Cabo y vigilantes de la zona hotelera de Palmillas –una de las áreas doradas para el turismo– formaron grupos de vigilancia ciudadana y decidieron instalar barricadas y encender fogatas para evitar que se cometieran actos de rapiña a los comercios que aún conservan sus mercancías o robos en las casas.
La misma estrategia se siguió en los caminos que llevan a los hoteles de la zona de Los Cabos y Palmillas, donde vigilantes con lámparas de mano impidieron el acceso a toda persona ajena, detalla La Jornada.
Y es que Los Cabos, tras el paso de Odile se convirtió en tierra de nadie. La destrucción del fenómeno natural se sumó a la que algunos cabeños sembraron en comercios, desde el más pequeño, hasta las grandes tiendas de autoservicios, que desde la mañana del lunes han sido saqueadas.
Pero no sólo los perecederos, el agua o los alimentos enlatados fueron blanco de turbas que irrumpieron en tiendas comerciales, también las pantallas planas o los finos licores gozaron de la predilección de los protagonistas de actos de rapiña.
En medio de esta situación hubo una serie de falsos rumores de que el huracán había afectado la prisión de Los Cabos y por esa razón escaparon varios reos. Esto fue uno de los motivos que propiciaron el endurecimiento de las medidas de seguridad ciudadana en colonias y hoteles, publicó La Jornada.
(Con información del Peninsular Digital y La Jornada)
Síguenos