Impunidad, causa principal del incremento de violencia

Impunidad Si no hay sanción no hay conciencia y sin la falta de castigo la impunidad irrumpe en el tejido social, esta es la causa principal del incremento en la incidencia delictiva y la violencia registrado en los últimos meses, así lo consideró José Luis Arriaga Ornelas, antropólogo especialista de la Universidad Autónoma del Estado […]

Impunidad

Si no hay sanción no hay conciencia y sin la falta de castigo la impunidad irrumpe en el tejido social, esta es la causa principal del incremento en la incidencia delictiva y la violencia registrado en los últimos meses, así lo consideró José Luis Arriaga Ornelas, antropólogo especialista de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx).

Refirió que las más de 20 mil personas asesinadas en el presente año, que representan 68 asesinatos diariamente son estadísticas emitidas por las instituciones de procuración de justicia y Seguridad Pública; sin embargo, alertó, que de por si son números alarmantes existen las llamadas cifras negras, una serie de actos delictivos, muchos de ellos  violentos que no se denuncian y que consecuentemente no existen en los inidicadores.

“Ya el solo hecho de que en lo que va de este año haya habido más de 20 mil personas asesinadas y con asesinadas me refiero a una muerte violenta, es un indicador muy fuerte que nos habla del nivel al que hemos llegado…,  octubre fue el mes más violento registrado en años y eso implica que hay una tendencia a la alza…”

Afirmó que a pesar de que hay factores que se atribuyen comúnmente a la situación actual como la lucha contra el crimen organizado, la delincuencia común, las modificaciones a los procedimientos penales, o el nuevo sistema acusatorio, lo que más alienta el incremento de violencia es la impunidad.

“Por cada acto ilícito que no se castiga se manda una señal de que se puede causar daño, de que nadie va a hacer nada, de que se amontonarán los expedientes, que no se investigará… la impunidad va dejando señales de que se puede hacer casi cualquier cosa y no pasa nada, y si llevamos así décadas podemos hablar de que esta idea ha empezado a incrustarse a niveles culturales, algo sumamente grave…”.

Indiferencia y normalización

Comentó que los problemas  de seguridad pueden ser vistos desde un enfoque público o privado, aseveró que la mayoría de la población es indiferente a la realidad social y no se preocupa por lo colectivo.

“Al verlo como algo publico todos tendríamos que asumir una responsabilidad al respecto, entre todos buscar una manera de resolverlo y exigir a quienes hemos designado como autoridades que hagan su trabajo y que cumplan… la gente se vuelve indiferente, piensa que no tiene caso denunciar, asume y da por sentado que no va a pasar nada…”.

Explicó que existe un círculo vicioso que se retroalimenta de la no denuncia, la nula acción de las autoridades, la creciente violencia y la impunidad.

“Un hecho delictivo puede ser sumamente violento y si eso no nos mueve a decir ¿Qué está pasando? es que ya normalizamos la violencia o los índices delictivos se pueden incrementar sin que hay violencia de por medio y pasan como inadvertidos o se minimizan…”.

La violencia

Puntualizó que no todos los actos delictivos implican violencia, ejemplo de ello está el incremento del robo a casa habitación o  del robo de autos, lo más preocupante es el aumento en las formas de violencia, ya no es solo simbólica o verbal, sino que ha pasado a lo físico de manera alarmante.

“El nivel de desprecio por la vida y la integridad de los otros a la que hemos llegado se hace presente cuando nos enteramos de que desaparecen jovencitas, asesinan mujeres, niños que son robados, esto que tiene que ver con violencia como romper vidas, romper integridades, eso es violencia y la hemos normalizado, por ejemplo si aparece alguien muerto por ahí decimos que probablemente andaba en malos pasos, probablemente se metió con quien no debía, probablemente era narcomenudista…”.

Linchamientos, la catarsis del hartazgo

Respecto los linchamientos Arriaga Ornelas dijo que a la impunidad, se suman  la falta de confianza en el actuar de las autoridades, la impotencia, la rabia, el hartazgo y la nula presencia del Estado en diversas regiones de la geografía estatal.

“La idea de que puede uno romper la integridad del otro sin que pase nada, si él lo puede hacer y romperlo yo también podría hacerlo y es más si somos muchos lo hacemos de mejor manera… el hacerlo en grupo hace que se contagie la euforia por obtener la justicia en propia mano,  la turba va a polarizar y exacerbar contra alguien que les resulte extraño… la idea de justicia se tergiversa por la idea de venganza, y más si es en un acto donde las multitudes hacen catarsis del hartazgo…”.

El problema va para largo

El universitario consideró que para erradicar la violencia se deben aplicar medidas en el corto plazo; sin embargo dijo, los resultados serán visibles a largo plazo. Indicó que el mismo tiempo que llevó el deterioro social será el mismo tiempo que lleve su composición

“Si tenemos 25 años de incremento desmedido de los índices  de violencia es porque cada día ocurría un hecho delictivo que no se castigaba y así sucesivamente, si queremos que esto tenga solución tendría que ocurrir que cada día la autoridad haga bien su trabajo, que la gente se entere, que se vea que las instituciones funcionan para que eso vuelva a resarcir la confianza…”.   

Para finalizar reflexionó que el cambio no será inmediato, como ejemplo mencionó que hay generaciones completas que desde que tienen uso de razón ven la violencia y la incidencia delictiva como actos normales.