Impunidad y crimen, círculo vicioso de la violencia

Para entender la violencia y su aumento en las últimas fechas existen varias pistas, una de ellas tiene que ver con un sistema legal debilitado: no hay confiablidad ni legitimidad en las instituciones que representan la impartición de justicia y la lucha contra la impunidad, por lo que el ejercicio de la denuncia ciudadana fracasa generando un sentimiento de frustración e impotencia social generalizada: “¿Para qué lo hago si no pasa nada?”.   Este círculo: impunidad-comisión del delito, podría explicar en parte la disminución registrada de robos con violencia a transeúnte -1,736 a 1,154- de enero de 2018 a enero
febrero 27, 2019

Para entender la violencia y su aumento en las últimas fechas existen varias pistas, una de ellas tiene que ver con un sistema legal debilitado: no hay confiablidad ni legitimidad en las instituciones que representan la impartición de justicia y la lucha contra la impunidad, por lo que el ejercicio de la denuncia ciudadana fracasa generando un sentimiento de frustración e impotencia social generalizada: “¿Para qué lo hago si no pasa nada?”.
 

Este círculo: impunidad-comisión del delito, podría explicar en parte la disminución registrada de robos con violencia a transeúnte -1,736 a 1,154- de enero de 2018 a enero de este añ,  según las cifras registradas en el Secretariado Ejecutivo de Seguridad Pública, que es un documento que recoge los datos de denuncias presentadas- aun cuando la percepción señala que los delitos han aumentado considerablemente en el Estado de México. 
 

El delito se comete pero no se presenta denuncia y no existe una consecuencia o castigo para el infractor, por lo que es posible que se reincida. 
 

El doctor en sociología Daniel Gutiérrez Martínez, miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel III y profesor investigador de El Colegio Mexiquense, A. C., identifica, además de la anterior, dos dimensiones más desde las que se puede entender el incremento del número de delitos. 
 

Los 292 homicidios cometidos en enero, respecto a enero de 2018: 259, así como los 171 delitos cometidos contra la libertad personal (casos de secuestro extorsivo, exprés…) que aumentaron a 195, según el Secretariado Nacional de Seguridad Pública, son de distinta índole y difícilmente es posible explicar el origen de su crecimiento, sin embargo, existen algunas señales para comprender este fenómeno de violencia mortífera.
 

Con la especificación de que la violencia y delitos no son lo mismo, la segunda parte del hecho de que no se encuentra muy bien definida la entidad desde la que se detenta la violencia; en décadas pasadas, explica, el Estado estaba identificado como el aparato que ejercía “el monopolio de la co-acción legitima” frente a la cual surgían grupos que se organizaban para combatir privilegios y para demandar el mejoramiento de condiciones sociales y económicas, como el caso de los grupos guerrilleros; movimientos de la sociedad civil como el zapatista, el cual, menciona, es la última representación de un movimiento pacífico que señala al Estado como la institución que ejerce la violencia en razón de su falta de cumplimiento en materia de política pública y derechos. En la actualidad estos movimientos han sido reemplazados o transfigurados por ONG u organizaciones de la sociedad civil. 
 

Otra dimensión, de índole sociológica, se relaciona con el aumento de los valores democráticos en el mundo y en occidente; Daniel Gutiérrez-M. explica que cuando los ciudadanos participan en una democracia reducida se genera un fenómeno contradictorio que lanza un mensaje de igualdad y posibilidad de acceso a los bienes de consumo, sin embargo, las condiciones tanto económicas como sociales no permiten conseguir eso que tanto se anhela y se ofrece, terminando por engendrar una sociedad del deseo de consumo no alcanzada, lo que provoca frustración constante y formas de organización política, social y económicas de tipo informal que buscan satisfacer las necesidades que el sistema instituido no les brinda, pero que les promete recurrentemente como si fuesen necesidades básicas necesarias para sentirse parte de una sociedad de prestigio (celulares, autos, electrodomésticos, ropa y accesorios de moda, etc.). En los meses señalados, de enero de 2018 a enero de este año, las cifras de narcomenudeo han crecido de 120 a 222 en enero.
 

Las tres dimensiones señaladas configuran una violencia destructiva que crece en un momento específico y en geo-historias particulares, como es el caso de México (con historial colonial) y el cambio de gobierno como en la actualidad.
 

El aumento de muertos a partir del 2006, cuando Felipe Calderón “le declaró la guerra al narco” fue alarmante; los espacios de poder entre los grupos delictivos debieron reacomodarse y el vacío institucional fue ocupado por individuos cuya manera de mantenerse en el negocio requirió de demostraciones superiores de fuerza. 
 

Lo anterior se une a la globalización que permite la intensificación de las redes de comunicación y facilita la conexión entre personas y distancias alejadas de los ciudadanos, pero también de los criminales, quienes usan este tipo de tecnología y se aprovechan de ella para funcionar en puntos geográficos distintos, por lo que su injerencia puede expandirse. 
 

La explicación de la violencia es un tema que puede abordarse desde distintos puntos de vista, su existencia se configura a partir de elementos variables que se relacionan, incluso, con la idiosincrasia de los pueblos, no obstante la percepción y vivencia cotidiana de su existencia se conforma como un elemento que, invariablemente, afecta la vida y desarrollo de la sociedad.

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